sábado, diciembre 30, 2006
miércoles, diciembre 27, 2006
EL Papa Ratzinger ha “comentado”, en nombre de la Iglesia algunas cosas de calibre ajustado para el mundo musulmán. Y las ha dicho, probablemente, creyendo que lo hace en nombre de todos los católicos cristianos. La inflamable respuesta era de esperar. Una nube de indignación se ha elevado desde oriente. El trasfondo resulta siendo, como casi siempre, más político qué religioso. Qué mejor excusa para condenar a los que están del otro lado de nuestros miedos. Una cuota más a esta guerra ideológica librada desde la incomprensión, y en donde la mayor tajada se la lleva EE.UU.
Pero, cuál es la razón de esta afrenta tan directa, si el Vaticano ha sabido medir con regla de cristal cada paso que ha dado. Y… a qué viene este desliz “intelectual” en un discurso oficial. Bueno, siempre habrá dudas detrás de las explicaciones.
Ahora, decir que Mahoma representa el accionar de lo malo de la humanidad, puede responder a cierta realidad, pero, resulta forzado si tomamos en cuenta que uno de los mayores avasallamientos del pensamiento libre y la vida fue propiciado por la misma iglesia católica con la Santa Inquisición. La historia está plagada de contradicciones y hechos poco claros que nos conducen a pensar que la iglesia, como tal, se ha convertido en un poder político-social de manifiesta importancia en diferentes estados, cuyos fines responden a dictámenes superiores, que no tienen que ver necesariamente con lo divino.
lunes, diciembre 25, 2006

Lo he visto todo
Lo he visto todo
He visto los árboles
He visto las hojas del sauce el bailar en la brisa
He visto a hombre matado por su mejor amigo
Y vidas que encima antes de que estuvieran pasados
He visto que cuáles era y sé cuáles seré
He visto que toda allí no es no más a ver
No has visto elefantes, reyes o Perú
Me plazco decirme debo hacer
¿Qué sobre China? ¿Has visto la gran pared?
Todas las paredes son grandes si no cae la azotea
Y el hombre que casarás, el hogar compartirás
Para ser honesto, realmente no cuido
¿Nunca has estado a las caídas de Niagara?
He visto el aguaEs agua, de que es todo
La torre de Eiffel
Y el estado del imperio
Qué más era un suspiro
Y qué aflige el estado
Mano de tu nieto
Como él juega con tu pelo
Para ser honesto, realmente no cuido
Lo he visto todo
He visto la obscuridad
He visto el brillo en una poca chispa
He visto que lo que elijo y he visto lo que necesito
Y ése es bastante
Desear más sería avaricia
He visto que cuáles era y sé cuáles seré
He visto que todo allí no es no más a ver
Lo has visto todo y todo tú haber visto
Puedes repasar siempre en tu propia pequeña pantalla
El ligero y la obscuridad el grande y el pequeño
Justo tener presente que no necesitas no más en todos
Has visto cuál eras y sabes cuáles serás
Has visto que todo allí no es no más a ver
Bjork y Tom Yorke
domingo, diciembre 24, 2006
jueves, diciembre 21, 2006
domingo, diciembre 17, 2006

Vallejo, demasiado grande
Por Alan Luna
jueves, diciembre 14, 2006

miércoles, diciembre 13, 2006

Será un día diferente para Chile
Será el día en que empiecen a nacer los que dejaron de nacer hace treinta años. El día en que dejarán de sufrir aunque sea por un día los locos de dolor y las madres fantasmas. Será el día en que la justicia se ejerza desde la belleza de un sol al fin puro. La herida empezará a curarse.
lunes, diciembre 11, 2006

PINOCHET SE FUE POR LA PUERTA MÁS TRASERA. LA JUSTICIA NO LO ALCANZÓ, PERO ALGUNOS FANTASMAS BUENOS PODRÁN DESCANSAR ALGO DESDE HOY EN ADELANTE
sábado, diciembre 09, 2006

A veces se caen las cosas, en dónde estás Lennon
Por Alan Luna
viernes, diciembre 08, 2006

Partió Raúl Velasco
Por Alan Luna
domingo, diciembre 03, 2006
jueves, noviembre 30, 2006
Tomado de la página: http://biocab.org/Panspermia_esp.html
INTRODUCCIÓN
¿Qué tan posible es la hipótesis original? Sería casi imposible en las primeras fases de formación de la Tierra, pues ciertas condiciones hubieran inhibido la consolidación o la estabilidad de las moléculas orgánicas complejas, por ejemplo las altas temperaturas. No olvidemos el trabajo de la selección natural que actúa en ambas, las substancias químicas y los organismos. A medida que la Tierra comenzó a enfriarse, las probabilidades se ampliaron, pero la contribución cósmica de materias comenzó a disminuir también. Así ocurrió hasta que las condiciones en la Tierra fueron ventajosas para que pudieran realizarse las reacciones químicas que engendrarían a las moléculas prebióticas, el suministro de materias orgánicas complejas disminuyó tan substancialmente que era imposible que jugaran un papel importante o vital en la síntesis de las moléculas prebióticas. Gracias a la atenuación de la lluvia de meteoritos y polvo cósmico caliente, la vida pudo originarse y establecerse en la Tierra. Pero actualmente algo aconteció en la humanidad que cambió todo el sistema de pensamiento, hasta la invención de una idea acerca de células vivientes extraterrestres que "cabalgan" en meteoritos para habitar en nuestro planeta, ésto es, la hipótesis moderna de la panspermia.
Veamos su sistema de pensamiento: Principalmente, ellos no han llevado a cabo ninguna observación posible de algún fenómeno relacionado con su hipótesis. Aún el método más sencillo de pensamiento nos exige la observación de acontecimientos naturales reales. Ésto sugiere que los defensores de la Panspermia ganaron acceso centrándose en un supuesto. Esto no es válido en ciencias. Si ellos comienzan por una línea de falso razonamiento, entonces el resto del procedimiento estará equivocado. Segundo, ellos carecen de un problema válido: ¿Cuál es el problema original? ¡No existe! Esto no es cosa de risa; la comunidad científica ha hecho espacio a una elucubración sólo porque llena los vacíos de nuestras fantasías infantiles. Tercero, ellos no pueden hacer un ensayo, simplemente porque la materia para realizarlo no existe. Si no hay experimentación, no habrá comprobación, ni validación de la hipótesis. Mi conclusión es que la panspermia no es una indagación científica. Cuarto, si descubrimos vida en otros lugares del Cosmos, el descubrimiento no demostraría que la vida en la Tierra provino de allí. Piense que si ésto fuera posible, la deducción podría invertirse, esto es, que la vida en ese otro planeta podría haber llegado allí desde la Tierra. ¿Sabía Usted que si encontramos vida en Marte, o en otro de los demás cuerpos cósmicos visitados por nuestras naves espaciales, nosotros no estaríamos seguros de si sería vida nativa de ese planeta, o si sería vida terrestre transportada por nuestras propias naves espaciales? Bien, ésto sería nuestro principal problema a resolver, ¿cómo la ve desde ahí?
sábado, noviembre 25, 2006
Por Alan Luna
jueves, noviembre 23, 2006
sábado, noviembre 18, 2006
Por Ybrahim Luna
Hubo un tiempo en el que se podían cambiar las cosas, amparándose en los hombres más lúcidos de la Región Latinoamérica. Un tiempo llamado historia, hechos de innumerables tomos de certeza y convicciones. Hubo razones, un día, para creer que el Perú avanzaría gracias a aquellos que por mérito humano ejercitaban el intelecto de la forma más decente.
Vaya que la utopía se desbarrancó en un mañana de profundos cambios o simples evoluciones. Y toda clase de anfibios y domadores coparon las praderas de la dirigencia social. En una mañana de largos siglos y revueltas décadas se hizo el cambio con un pase de mago tísico. El cuento de hadas que nunca alzó vuelo cayó abatido con sus alas rotas de burocracia. Babel se hizo carne. Y los hombres, que antes debatían con el debido respeto a la inteligencia y a la sintaxis fueron reemplazados por los que luego ladraron o, en el mejor de los casos, debatieron en sus sillones con esos precarios juegos de laptop, esperando la llamada de su conciencia partidaria a través del celular, u hostigando a periodistas dignos.
La primavera la edificaron los buenos hombres que creyeron que la política era una posibilidad de cambiar y cambiarse así mismo. De estirar el brazo bueno y devolver la red. De los que te miraban a los ojos porque no tenían otra forma de mirar. De los que te ayudaban sin convocar antes a una conferencia de prensa. De los que recordaban tu nombre sin recurrir a la agenda. Esa fue nuestra Inmensa primavera que para otros países hubiese sido un otoño a medias. Y es que en nuestro país nunca hubo un pico conquistado. Tan sólo aproximaciones caseras. La raza de políticos intelectuales empezó a ser cazada, marginada, agobiada por la tele, deshilachada por la mediocridad, cansada en sus ojeras por el peso de la indiferencia globalizada. De pronto dejo de surtir agua el caño, y se atoraron los sumideros. La calidad empezó a oler a polvo y la inteligencia, a prehistoria. Fue la perfecta excusa para llenar las tribunas de sedientos espectadores del resentimiento.
Una especie nueva de políticos, o una que estaba escondida como mamíferos después del cretácico, emergió poco a poco. Esto ya no era un mérito, sino un puesto. Una vacante para elites huachafas y clubes que se reservaban el derecho de admisión. De repente la voluntad popular creyó ver a sus mismos, quizá por razones étnicas o cercanías de abajo hacia arriba, pero no los vio por su infinita lejanía popular. Y cuando los eligió para arreglar “todos” sus problemas, no recibió respuesta que no fuera una escrita y por mensajero ajeno, que generalmente decía: nada.
Los elegidos ya no necesitaron justificar su propia existencia, mucho menos sus proyectos, o sus omisiones que fueron las más. Eso era para los feligreses de la honestidad. Los nuevos edificaron su religión de exculpaciones, y cada vez fue más grotesca su fe en el poder sin ajuste de cuentas. La política se volvió hereditaria, casi como un rey bueno que heredaba su país a su hijo corrupto. En las aldeas los hacendados, analfabetos de humanidad, eran los únicos capaces de comprar votos, en las ciudades, los profesionales que escondían algunos esqueletos en el armario, de ganarlos; y en la capital, los señores que nunca se ensuciaron los zapatos, de poseerlos. Pero, entre todos ellos, y de vez en cuando, se alza una voz, cuya garganta y pulmones son aún honorables.
viernes, noviembre 17, 2006
CRÍTICA LITERARIA "PROFESIONAL", MIS POLAINAS
Por Alan Luna
Qué estancada debe estar la ambulancia literaria en nuestro país para que un grupito se asuma como el Priorato de Sión de la crítica entendida. Tanto bla bla bla disparado desde las jaurías y desde las torres más decentes, para terminar entendiendo que el principal y único crítico es el que gasta su platita para comprar su libro original o pirata. Ya sea catedrático o analfabeto de la sensibilidad. El problema es la publicación de dicha opinión en medios de influencia, y bueno por eso sólo deberán responder los dueños de dichos medios que contratan a esos "críticos" literarios. Después de todo a quién le importan las críticas del grupito que toda la vida se comporta como un filtro, básicamente, de sus más cercanas amistades.
jueves, noviembre 16, 2006

César Hildebrandt, escritor
Por Alan Luna
A estas extrañas alturas creo que nadie podrá negar la vena literaria de Hildebrandt, y bueno más que una vena, un sistema vascular completo. Un sistema que va de la mano con la decencia y la justicia, elementos cada vez más difícil de hallar en los escritores jóvenes. Alguien habló del accidente que resultó la primera y única novela de Hildebrandt. La verdad no he podido leerla aún, pero con lo autocrítico que resulta ser César, no dudo que se halla autoflagelado en demasía y públicamente. Desearía leer esa novela y sacar mis propias conclusiones. Teniendo en cuenta que Hildebrandt fue un de los ganadores o menciones honrrosas del cuento de las 1000 palabras de CARETAS, cuento que también he buscado en diferente medios sin mayor suerte.
La columna de Hildebrandt es una columna literaria, tanto como lo fue o es Piedra de Toque la de Vargas Llosa. Pero la pregunta es si se animará César a publicar una nueva novela. Imagino, y espero no equivocarme, que César debe tener escondido algún borrador azul por ahí entre sus papeles de honestidad y denuncia. Sería un evento memorable una nueva novela de Hildebrandt, y más ahora que está "felizmente" divorciado de la televisión. Si alguien sabe en qué lugar de la red se puede hallar la novela o el cuento de César, hágamelo saber. Gracias
martes, noviembre 14, 2006

ARJONA, cliché de lo supervalorado
Por Alan Luna
sábado, noviembre 11, 2006

Escribir en nombre del Sol, aquel del sábado azul por la mañana
Por Alan Luna
Al escribir se hace o se deja aparte un poquito de alma. Se busca solucionar el mejor conflicto de posición. Se resinde el contrato con la cursilería. Se apoya el codo en el mejor de los muebles de la soledad. Se limpian las enfermedades de la política. Se auspicia el color de las tardes. Se limpia el lente que nos hace llorar. Se mastica la rabia con tabaco. Se desperdicia la cordura decente. Se aniquila a los zancudos pataslargas de la necesidad. Se aprende a mentir, a mentirse a uno mismo, a engañar a los demás. A creerse una filosofía pálida y desfasada, muy parecida a considerarse el elegido. Se captura la escencia de la brutalidad, de la ternura. En resumen se hace el ejercicio de los eunucos en una playa brasileña.
Nota: Imagen tomada de : http://www.gratisblog.com/weblogs/piedelmundo/escribir.gif
viernes, noviembre 10, 2006

No sabemos qué será de la literatura, pero sí de los escritores
Por Alan Luna
El futuro despertó hace dos siglos con las revoluciones industriales. Y la imprenta nos facilitó la vida. Un día llegó el ordenador y se devoró a la imprenta, la desmigajo en sus fauces de html. Las cosas se hicieron más fáciles, y todos no servimos de ello. Era obvio y necesario. Un día aparecerán los nuevos escritores, aquellos que escanearán la realidad con sus sensores ópticos, cada vez menos humanos. Los temas serán dictados por una computadora madre, y ya no habrá novedades, porque nadie querrá cambiar las cosas. Los blogs serán desterrados por otras páginas conectadas directamente al sistema neuronal de las personas y artistas. Sólo el ingenio virtual será valorado, ya que la sensibilidad habrá desparecido de las venas. Claro, todo eso tomando en cuenta que nadie leerá nunca más. Sólo se aplicará la ley del receptor secuenciado. Los mejores escritores serán los que tengan un código de barras made in Japón.
Nota: Imagen tomada de www.androidworld.com
jueves, noviembre 09, 2006

El Mundo se apaga de tanto calor, señor Bush
Por Alan Luna
El calentamiento global nos asfixiará, y ese será el epílogo de nuestra mal llamada civilización. No señores, no acabaremos como Evangelion, o como Matrix. No. El calor nos asfixiará. Nuestros hijos administrarán, sin mucho exito, las máquinas de aire acondicionado y los hornos microondas a la vez. Señor bush, su país arrasa con hectáreas de dignidad amazónica y humana. Sus androides liberan más ozono que nuestros artefactos. Aunque, debemos ser concientes que todos somos parte de esto, aunque en menor porcentaje, pero siempre parte de esto. Somos la única especie suicida que incendia su dormitorio para vender las cenizas. De qué servirán los dólares cuando regresionemos a esos mamíferos del cretácico que corrían a esconderse entre los huesos de los dinosaurios. El calentamiento global ya ha dejado sentir sus efectos, aunque siempre lo tomemos como fatales casualidades de la normal vida geográfica. Llegará el día en que no se abrirán más los caños, y los sumideros suspirarán un aliento caliente y fulminante.
martes, noviembre 07, 2006
Por Alan Luna
A Carlo Michi lo encontramos como de costumbre en las afueras del Noctámbulus-Púb., ya sea sentado, o conversando con algún amigo, dándole interminable cuerda a un nuevo proyecto, o a un nuevo sueño. En esta oportunidad lo citamos para dialogar sobre su más reciente proyecto con los cantautores trujillanos, además de saber algo sobre su filosofía de vida, música y fe.
CARLO MICHI, medio siglo no es nada
¿Quién es Carlo Michi?, se pregunta el hombre de cabello blanco y gesto amable, el de la filosofía simple y la sonrisa dispuesta, y se hace la pregunta como respondiéndose en el acto.
Carlo Michi, es el que ves acá, contesta. El ser humano que ha madurado, espiritual e intelectualmente; el que se ha aperturado a Dios, y a sí mismo.
Son cincuenta años que lo tienen satisfecho, en parte, porque son los tiempos más fértiles de su mensaje, y en parte, porque no son casi nada para alguien que espera otro medio siglo de música, amigos, sueños, y sobre todo, de Dios; medio siglo ya pactado de antemano con el señor de arriba.
El mensaje
Le preguntamos como emparenta su mensaje con la música, y nos responde que no hay necesidad; que ambos de por sí ya van unidos. Carlo nos habla de Dios con claridad, pero principalmente con convicción. Con la convicción del que ha sentido su presencia divina. Nos dice que el ha cometido errores, y que de todo ha aprendido, que sabe ahora perfectamente que no hay otro camino sino es a través del creador.
Hablando de crear, nos cuenta también que es feliz creando, que por eso estamos hechos a imagen y semejanza. Sonríe. Dice que a sus cincuenta y tantos, sabe lo que es la felicidad, que siempre tendrá una sonrisa en el rostro; que la pasó mal pero que lo rescató Dios, a través de muchas personas que lo ayudaron en el momento que casi fue el final.
Antes de cruzar la otra línea
“Estuve a punto de morir, no se me podían acercar, olía a muerto” nos revela, mientras prende uno de sus acostumbrados cigarros bajo una tenue garúa de la noche del jueves. Estamos sentados en las afueras del Noctámbulus-Púb. Dios me salvó mientras otros me daban por desahuciado. “Regresé de la muerte” y toda por la gracia del Señor. Carlo es un músico y habla como filósofo de la fe. Una enfermedad casi le hace cruzar la línea, casi le hace colgar la guitarra para siempre. Pero está de nuevo acá con tantas o más fuerzas que antes. Cree en su apertura intelectual, le gusta la gente con la que pueda conversar. Un músico tiene un don, y debe saber utilizarlo. No es músico el chico más bonito, o el que toca mejor, sino el que transmite mejor sus sensaciones, sean humanas o espirituales.
El sueño mayor
“Dios me regaló una guitarra blanca con incrustaciones de oro, y esa guitarra la llevo dentro”, esa guitarra, -nos relata-, es un pacto con el de arriba, es un pacto de vida, y vida es lo que más le sobra en estos momentos a Carlo. Anda de un lado para otro buscando cosas, elaborando nuevos sueños y proyectos, abriendo nuevas ventanas para su música y la de sus amigos.
El sueño de la guitarra le devolvió el Norte a su brújula y las ganas de volver al ruedo. Está afincado aquí en Trujillo hace un tiempo. Pero su aspecto lo delata, es de descendencia italiana. Su talante bonachón debe pertenecerle por raza.
Las nacionalidades
En realidad es tan peruano como cualquiera de nosotros, tiene quizá la suerte de poseer dos nacionalidades, la peruana y la italiana, o sea un italo-peruano. Pero Carlo nos corrige, dice que tiene en realidad tres: la peruana, la italiana, y la de la tierra. Sí, la de la tierra, esa que es más extensa que las anteriores, pero que por ahora necesita más pasaportes que cualquiera.
La música
Carlo nos dice que el medio más bello y eficaz para tocar a Dios es la música. Después de todo es y será la expresión más primaria del ser humano. Carlo y el blues son amantes desde muy temprana edad. A los catorce años llegaron a sus oídos los primeros discos, y desde entonces parece seguir en este eterno perfeccionamiento, no sólo técnico, sino expresivo. En el escenario parece fluir como el humo, y toma otra dimensión. Estira el clímax hasta donde puede, para luego darle espacio a la calma. Lo acompañan en esta danza generalmente de dos a tres músicos, todo un rito de sana elevación. Y cómo no sentirse bien si al final alguien se le acerca y le dice que nunca ha visto a un Dios tan de cerca. Carlo recuerda la anécdota y sonríe. Después de todo eso es lo más bello de los conciertos, reconoce. Recuerda entonces una de las fechas del Expo-Blues, cuando al final del concierto se le acercaron a felicitarlo gente de las tres generaciones, mayores, jóvenes y niños, vaya que los niños son la satisfacción más grande. Si Dios no le dio hijos naturales, sí que le dio muchos hijos adoptivos, muchos hermanos de cariño.
Un pequeño Woodstock
“No hubo nada como Woodstock”, fueron tres días de amor, paz y música. Nada se le igualará”. Nos cuenta Carlo, dice que hubo otros intentos de esa magnitud pero que no llegaron a trascender en el inconciente colectivo con el mismo nivel y profundidad que el original. Carlo está buscando su propio Woodstock, sus conciertos lo son para él. Los recitales con sus amigos, también. Se siente satisfecho con lo que logró el Expo-Blues, una pequeña sucursal de la libertad.
Llega gente al Púb, y Carlo se dispone a atenderlos personalmente, entonces nos despedimos para dejarlo hacer su trabajo, hasta una nueva oportunidad.
sábado, noviembre 04, 2006
Por Ybrahim Luna
El Perú es un país pobre culturalmente. En el sentido productivo de la palabra, y quizá en el sentido más enajenante. Pero, de igual modo, de qué nos sirve sacar el cadáver exquisito de César Vallejo al sol, y mostrarlo como un trofeo de la historia. Si acaso nadie lo ha leído. Y sin embargo eres un buen "peruano" si te emborrachas con pisco antes de ir a dar al acantilado con tu auto mareado y a excesiva velocidad. Somo ricos, millonarios musicalmente porque tenemos a Chabuca. Pero quién a escuchado más de diez temas chiclés de ella, quién sabía que la inconmensurable Chabuca había escrito casi 400 canciones. Quién la ha oído cantar en francés o en inglés. De hecho muy pocos, y es que nosotros los peruanos todo arte lo que queremos hacer bailable y que cueste cinco soles. Y encima nos piden que celebremos con pisco. No me gusta el pisco, prefiero una fermentada y refrescante chicha de jora serrana. Gracias por la curiosidad, y perdón por la tristeza.
jueves, noviembre 02, 2006
De Cajamarca al mundo:
Yma Sumac, la “princesa inca”, y su estrella en el Boulevard de la fama
Escribe: Alan Luna Rodríguez
Yma Sumac, o Zoila Augusta Emperatriz Chavarri del Castillo, nació en el Callao, -entiéndase por casualidad, por una eventualidad de pasajeros-, pero se crió desde que tuvo uso de memoria en Ichocán, un pequeño distrito de Cajamarca. Los primeros años de la “princesa inca” (se decía que la madre era descendiente directa del último inca, Atahualpa; afinidad difícil de probar, aunque se haya intentado) transcurrieron en su pueblo, en donde, cuenta la crónica-leyenda, hablaba cantando con los pajarillos, imitando el sonido de las aves. Despertando la fascinación de audaces personajes que no esperaron para llevarla a la capital y explotar, con justicia o no, todo su potencial. La princesa cantaría entonces en Radio Nacional, deslumbrando a los oyentes con su precocidad y peculiar entonación.
Con el éxito llegó el amor, o algo parecido a ello, quizá el interés vestido de terciopelo, o un simple deslumbramiento, lo que haya sido llegó a su vida. Un talentoso príncipe se casó con ella. Moisés Vivanco la desposó en 1942, cuando ella era aún una adolescente, para luego de la unión pasar a ser su manager, tutor, productor, asesor artístico y padre de su hijo.
Perú, su mundo, como todo, empezaba a cambiar, y a maravillarse cada día más con su inalcanzable voz. Fue extraño cómo la suerte se movió en torno a ella; como extraño fue todo el velo que cubrió su vida privada, y que no dejó ver más allá de lo escrito en notas periodísticas, objetivas y sensacionalistas.
Un día Yma Sumac emigró; un día regresó, un día apareció en la televisión y conquistó a la teleaudiencia. Y la potencia norteamericana puso sus ojos en ella. En 1950 firmaría por la conocida disquera Capitol Records, para grabar discos como La voz de Xtabay, Fuego del Ande, La leyenda de la virgen del sol, Jíbaro, y otros; llegando al estrellato del modo más explosivamente cosmopolita. Incluso la princesa inca, del pequeño pueblo cajamarquino llegó al celuloide, para rodar junto a uno de los más grandes príncipes en ciernes, el actor Charlton Heston, el film que llevaría por titulo The secret of the inca (1952). Y como todo siguió cambiando, ella cambió, su forma de cantar cambió, su registro insólito (posiblemente de cinco octavas),sus pretensiones, y todo al ritmo frenético de una historia hollywoodense; lo que no perdonó una cucufata sociedad intelectual limeña que dominaba todo el movimiento cultural de la capital; llegando incluso a impedirle una presentación en el Teatro Municipal, ya que no le perdonaban la supuesta traición de sus raíces, al considerar que su música se había transformado en una especie de hibridación, medio étnica, medio psicodélica, medio under, relegando el aspecto de la noción “peruano-andino”. La princesa, explicablemente resentida se alejó del pequeño mundo que la vio crecer.
A mediados de los cincuenta, Yma Sumac se nacionalizó estadounidense. Pero ciertos problemas, según los rumores, extramaritales y financieros, harían temblar seriamente su sólida estrella. Es entonces que la princesa parte al país de las estaciones frías, Rusia, atendiendo a una invitación de su presidente. La potencia la recibe con calidez, y en ella Yma se pasea por un incontable número de ciudades, dando conciertos multitudinarios. Después de algunos años de éxito, regresa a EE.UU., en donde el boom por lo místico andino había pasado de moda; el recibimiento es indiferente y casi imperceptible. Y con todo eso, llega el escándalo del desamor, y el inevitable divorcio de Vivanco en 1965.
Luego de cierto silencio, la princesa de cuarenta y tantos años, vio revivida su estrella, aunque sea por un instante, en la década del setenta, coincidiendo con el renovado pero fugaz interés que se cobró por esa música “exótica”. Desde entonces poco se sabía, hasta ahora que volvió a pisar su tierra, de la princesa inca, cajamarquina, que un día habló con los pajarillos y que hoy a sus ochenta y tantos años pisa, de vez en cuando, su estrella en el Boulevard de la Fama.
domingo, octubre 29, 2006
Periodismo en el Perú de hoy, oficio selectivo de la carroña
Por Ybrahim Luna
lunes, octubre 23, 2006
jueves, octubre 19, 2006
Por Alan Luna
jueves, octubre 12, 2006
Cómo catalogar al amor sin caer en el cliché de la idealización. Lo más cercano a una conceptualización sería el estudio del celo. Porque fue precisamente el celo el motor de nuestros cariños actuales. El amor es básicamente un celo transformado, evolucionado, y es por eso que no puede ser pasado por el tamiz de lo moral y lo correcto, osea, entenderlo como un producto ético-divino que nos cayó del cielo para dignificar nuestras relaciones humanas. El amor no es verdad, ni bondad, ni mucho menos realización. El amor es el más desmedido, silvestre y bello impulso bioquímico. Que siempre sonría Adriana Lima.
lunes, octubre 09, 2006
sábado, octubre 07, 2006
por Alan Luna
¿Cómo identificar a un intelectual de blog?, aquí algunos tips:
- Ser pálido, casi amarillento como yerba que crece bajo piedras.
- Entablar polémicas sobre gente y asuntos que a las chicas no les interesa.
- Creer que se es alguien.
- Pasar más horas en la compu que viajando por tu región.
- Deprimirse si no hay comentarios en tu blog.
- Creer que el papel y el lápiz son reemplazables.
- Empezar a tenerle miedo a la luz del día.
- Adolescer de ablandamiento de musculatura.
- Miopía progresiva.
- Inteligencia binaria.
- Desenchufarse de la realidad material (empezando a teclear la revista dominical, haciéndole "click" al jabón de la bañera)
- Pensar, amar, y besar en código html
- No tener agallas o dinero para publicar, etc (continuará...)
martes, octubre 03, 2006

Crónica de A. Ybrahim Luna R.
Cajamarca, 12:30 p.m.…
Seis soles dice el chofer, seis soles, confirma el cobrador. Perfecto, salimos a la una. Cajamarca está tranquila bajo un mediodía quemante. El carro ha calentado motores y la gente se acomoda; serán dos horas y media o tres de viaje. La Asunción está al final del camino. El viaje se ha facilitado por el nuevo estado de la carretera, claro, todo hasta la localidad de Choropampa, luego hay que ajustarse un poco los cinturones. Desde entonces, el trayecto hacia la Asunción se vuelve precario. Nos preparamos a la corta aventura de algunos baches y vibraciones.
Uno se conmueve obligatoriamente ante el espectáculo visual. Pueden verse los verdes más variados; matices como en el catálogo de un pintor. Las laderas lindan con las colinas, las colinas con los planos, los planos con los ríos, los ríos con los caminos, y todo se hace más intenso y constante. Antes de llegar a nuestro destino pasamos por la pequeña localidad de San Miguel, en donde algunos pasajeros han concluido su viaje.
Pasan los minutos y los amortiguadores han hecho su trabajo. El pueblo ya se divisa; hay trabajadores en la entrada que están acondicionando un puente, e implementando un pequeño parque con motivos dedicados a la Chirimoya, fruto principal y representativo del pueblo. El camino ha sido serpenteante, casi como preludio de las historias que aún persisten en la localidad. Esas historias que hablan de inmensos ofidios que impiden a los comuneros hacer sus tareas. Hubo un tiempo en el que a uno se le cruzaban las culebras por los pies, tan sólo con recorrer los campos cercanos, y con más intensidad si el sol estaba cayendo de lleno a la tierra. Los reptiles salían a calentar sus escamosos cuerpos. Pero de eso ya hace mucho. Hoy, poco rastro ha quedado de dichos animales. Pero quedan los relatos de enormes serpientes que se esconden en las peñas esperando en su aletargado sueño una presa que las mantenga con fuerzas por otros meses más. Un poblador nos cuenta un caso reciente, nos dice que cuando pensaba sacar agua del río Carauchal hacia Huaval, tuvieron que pasar tubos por una ladera colindante con una saliente rocosa, en donde les saltó al encuentro una enorme serpiente que asustó a los trabajadores. El reptil era de color blanco y negro, con el grosor de un pequeño tronco. Los pobladores regresaron a la mañana siguiente para dar muerte al animal, pero sólo encontraron sus escamas mecidas por el viento. Al margen de lo consistente de estos relatos, existe una certeza evidente: los pequeños o grandes reptiles ya no están ahí, el motivo de su extinción aún se desconoce.
Asunción, 3:30 p.m.
Hemos llegado. La combi nos deja en las calles aledañas a la Plaza de Armas. El viento es cálido y sobre todo fresco. Lo primero que hacen los pulmones es hincharse de oxígeno, como reconciliándose con la naturaleza. Las calles son algo empinadas, como invitando al ejercicio de los muslos. Vamos a hospedarnos donde un familiar para reponer fuerzas.
La tarde es pacífica, casi como un eco que recoge el sonido de los pájaros, y de los niños que juegan afuera. Estamos ubicados en Batampampa, cerca de uno de los tres teléfonos que hay en el pueblo. Las conversaciones son extensas y, quizá más profundas; sin darse cuenta la noche cae como un velo, y la luz eléctrica ilumina las casas y parques.
En Asunción se duerme temprano. Al apagarse el último foco de la casa, una oscuridad te permite pensar en el camino recorrido. Las estrellas son mucho más visibles que en la ciudad. El silencio nos adormece.
Día siguiente. Asunción, 8:00 a.m.
Una luz se interna entre las hojas de madera de la antigua ventana. Ya es de día; un caldo verde y unas humitas nos esperan. El pan recién caliente y los cuyes que corren por el piso disipan el frío inicial; luego todo se hace tibio con un sol que se filtra entre las plantas de lúcuma y mote mote.
Es día de salir al campo y pisar tierra. Marra es nuestro destino. No está muy lejos, tan sólo a quince minutos caminando. Una pequeña ruta de curvas nos hará llegar. Hay que descender un poco.
Marra es un compendio de hermosas laderas verdes, algunas como un colchón de agua. Hay que caminar con cuidado, saltando de piedra en piedra, luego todo es sólido. Guardacaballos cruzan el camino, graznando como aprendices de cuervo, son en realidad pájaros de color negro azabache, que se posan en las tallas, andando en grupos de tres o cinco. Y no son pájaros de mal agüero como uno puede pensar, sino simplemente aves hermosas.
Llegamos a las orillas de los primeros rastros de una quebrada. No hay agua al inicio, sólo piedras ovaladas y de diferentes colores. El silencio es arrullado por un viento que silva entre los carrizos. Pronto encontramos los primeros ojos de agua. El líquido es cristalino, pero algo verdoso, indicio de flora bacteriana auspiciosa para vida. Nos detenemos un momento a observar el medio, y ¡oh!, sorpresa, nos encontramos con un cangrejo de considerables dimensiones, uno de color tierra, reposando en un pequeño charco. Los cangrejos son parte de la fauna del lugar, incluso se cazaban antes para comerse en ceviche, hasta que en cierta época unos investigadores japoneses corrieron la voz de alarma de que dichos animales estaban contaminados con una bacteria que ocasionaba síntomas parecidos a los de la tuberculosis, desde entonces su consumo disminuyo considerablemente.
Continuamos nuestra visita monte arriba, desde donde se aprecia un valle de naturaleza telúrica, como diría algún historiador. Verdes en parcelas inmensas que imitan un rompecabezas para Nacional Geographic.
Alguien se anima a jalar unas chirimoyas, hay de diversos tipos. Los microclimas de la Asunción ayudan al desarrollo de dicho fruto. El ambiente templado es propicio para la variedad. Aunque el suelo es serrano, se encuentra en ceja de costa, ampliando su variedad ecológica.
Caen las chirimoyas. Su sabor es exquisito, algunas han madurado y otras no. Las maduras son para el momento, las otras han de guardarse en casa, en un lugar apropiado para que alcancen su tiempo. Probé en una oportunidad una mermelada de chirimoya, en casa de un amigo, y casi de inmediato lo consideré como un producto de comercio, tanto interno como externo. Es necesario que alguien apueste por esa empresa por ahora incipiente. Lo comido y descansado nos repone las fuerzas; continuamos el camino.
Asunción, Marra, 11:30 a.m.…
Una peña flanqueada por pencas es utilizada como criadero de abejas, los pequeños habitáculos blancos se ven desde lejos; al igual que los reservorios que parecen casas unitarias. Estos mini reservorios son alimentados por ojos de agua naturales, de este modo se puede administrar con más justicia un recurso que antes se proporcionaba libremente y al cálculo. Los pobladores están organizados, y ahora cada quien tiene sus horas de riego.
Pero los ojos de agua tienen su historia. Estamos cerca del río Carauchal, en cuyo pozo, cuentan algunos, se bañan los duendes en determinadas horas del día. A veces en forma de niños rubios, a veces en forma de mujeres que tientan a los hombres. Pero el avance parece devorarlo todo, y la llegada de la luz y el agua potable se habrían llevado de paso una gran tajada de ese realismo mágico que llenaría más de un libro de folklore peruano.
En Asunción también se puede visitar la laguna Mamacocha, o laguna encantada, situada en la parte jalca, arriba donde el frío es macho. Laguna en cuyas aguas nadan patos silvestres, gansos y aves de todo tipo. La laguna es protagonista de innumerables relatos de encanto. Se dice que sus aguas castigan a los que tienen la desafortunada intensión de dañar su vida silvestre, que es capaz de comerse un burro entero, que está poblada de peces deformes y primitivos, que en cierta ocasión se tragó a un cura que intentó bendecirla. Incluso que, en más de una oportunidad en que se intentaron desviar sus aguas a la localidad de Cospán, no se pudo realizar dicha tarea por la excesiva profundidad de sus aguas.
Pero nosotros hemos decidido volver al pueblo y culminar una mañana de expedición y asombro. Hoy nos espera un cuy en el pueblo, con su papa y ají. Los cuartos altos de la casa refrescan nuestras espaldas sudadas. Estamos satisfechos.
La Asunción está ubicada en la parte sur de Cajamarca, casi a 70 kilómetros de distancia, su altura es de 2250 metros sobre el nivel del mar, tiene una extensión territorial de 210 km. Pero ninguna estadística geográfica podrá describir su generoso oxígeno.
La noche ha caído con un eco de luces amarillas. Y mientras avanzan las horas, se cuentan las infaltables historias de miedo. El sueño vence y todo queda en silencio.
Al día siguiente (Domingo) 9:00 a.m.….
Es domingo, y la gente se prepara para la ceremonia de izamiento de la bandera. La plaza de Armas tiene un tamaño promedio, y no es tan pequeña como pensamos inicialmente. Unos curas españoles nos saludan al pasar, no deben extrañar tanto su tierra, después de todo Cajamarca es uno de los departamentos que más conserva una arquitectura colonial, desde la idea de las plazas y los parques, hasta los tejados y balcones.
Estamos a la sombra de la municipalidad, bajo sus arcos-columnas desde donde podemos ver la imponente cadena de cerros que rodean al pueblo, entre esos apus ha de encontrarse el Colladar, lugar en donde se dice que existen restos inexpugnables de la civilización Inka o pre-inka (Inka con “k”, como diría Luis Valcárcel).
Hubo un tiempo en el que era un trámite casi cotidiano encontrarse en el camino con una manada de venados silvestres, o ver águilas sobrevolar el cielo, o encontrarse con zorros, e incluso se habla de lobos, de conejos en inmensos grupos, palomas para cazar, buitres, etc. Hubo un tiempo, y hoy las cosas están más “tranquilas”, esa fauna parece haber emigrado a la hacienda Sunchubamba, o a un lugar más agreste que los proteja de la mano del hombre llamado Rumichaca. Dejamos que el día nos ubique al lado del camino para poder pensar y sacar algunas conclusiones.
Lunes 4:30 de la mañana
Es hora de partir. Una combi nos despierta con el claxon. Seis soles dice el chofer, seis soles, confirma el cobrador. Nos alejamos del lugar. Estamos medio dormidos pero satisfechos de la experiencia. Dejamos atrás un pedazo de libertad. Han pasado un par de horas y ha empezado a amanecer, la ciudad de Cajamarca ya es visible.
miércoles, septiembre 27, 2006
lunes, septiembre 25, 2006
OCUPACIÓN ALEMANA Y CENIZAS HÚMEDAS
( Por: Alan Luna )
ANÉCDOTA (VALLEJO, “Obra Poética Completa”, Mosca Azul Editores. Apuntes Biográficos sobre César Vallejo, pág. 396 - 397, Por Georgette de Vallejo)
Dos semanas después de la muerte de Vallejo empecé a copiar a máquina, en cinco ejemplares, todas sus obras inéditas. Las guardaré 35 años. Poco antes de la invasión de Francia por las fuerzas nazis alemanas, cediendo en un momento de debilidad a un sentimentalismo que iba en contra de la voluntad de Vallejo., me dirijo a la Legación del Perú en París, y expongo a estos señores: “Van a bombardear. Convendría trasladar, me parece, los restos de César Vallejo, al Perú…” No sin altivez y desprecio, oigo que me contestan: “Esto… se verá en momento oportuno”. Por ingrata coincidencia, esta contestación es la que me diera textualmente la familia de Vallejo a quien he escrito en el mismo sentido: “Eso se verá en momento oportuno”. Y es la misma familia que escribe a la Legación de París preguntando si “esta persona con quien vivía Vallejo es su mujer legítima”.
Más tarde, al hacerse más inminente el peligro de invasión, regreso por segunda vez a la Legación peruana a la que llego con un paquete pesado bajo el brazo. “Aquí, señor –digo- está la obra en prosa completa e inédita, como usted sabe, de César Vallejo. Entrados los alemanes en París, dudo que el expediente de comunista que tengo en la Prefectura haga muy firme mi cabeza sobre los hombros. Si, la guerra terminada, aún estoy viva, usted me la devolverá. Si he desaparecido usted sabrá qué hacer con ella… Con fe se la entrego y la deposito en sus manos”.
Recibo naturalmente todas las más agradables garantías y me retiro.
Pronto, los alemanes están a las puertas de la capital cuyos habitantes queman en los depósitos todas las reservas de alimentos en conserva. Llueve y el viento lleva y cubre todo de un hollín mojado y aceitoso. Teniendo que recoger no recuerdo qué documento en la Legación del Perú, ahí regreso por tercera vez. Está vacía: todos los diplomáticos han huido a Bordeaux. Sólo queda el portero, un español, don José, a quien Vallejo le estrechaba la mano ante el mayor asombro de sus compatriotas. “Suba, por favor, -me dice- suba y le traigo ahora mismo su papel”. Subo y entro al salón que ya conozco y donde sobresale la gran chimenea de mármol blanco. Veo, asombrada, que está cubierta de kilos de azúcar, de tallarines en paquetes, velas, sal, botellas de aceite, sardinas en lata… y, mezcladas a todo ello, páginas escritas a máquina… páginas y páginas… Por la ventana dejada abierta, el viento ha penetrado y están también salpicadas de hollín y medio mojadas. Distraída me acerco, maquinalmente tomo una de ellas… Lo que veo es apenas creíble: todas estas páginas son las obras inéditas de Vallejo. Ni siquiera olvidadas, al último momento, en la huida, en el cajón de algún mueble. No. Están aquí, tiradas, manchadas, sucias, inservibles… Cuando el portero aparece, ya he recogido la obra de Vallejo. Tomo el papel que me tiende don José: ¡Muchas… muchas gracias, don José… Don José, adiós!
Aquí tienen los hacedores de anécdotas, el testimonio imborrable de lo que representaba César Vallejo a los dos años de su muerte, hasta para los peruanos de la Legación Peruana.
Lima, febrero de 1973
Georgette de Vallejo
* * *
sábado, septiembre 23, 2006
jueves, septiembre 14, 2006
Filosofía del Laberinto
Por Alan Luna
Aristóteles clasificó al hombre como animal político para ilustrar su idea de que el ser humano es un simple animal que vive en la ciudad. Luego, la naturaleza social contaminó la idea, haciéndola una de las más zarandeadas de la vulgaridad civilizada. El acto de pensar nos diferenció, e inevitablemente nos alejo de la pureza crepuscular. También nos hizo mejorar, y especializarnos en hacer daño. Hubo gente que pensó en DO mayor, que cuestionó al sol en voz alta. Aquellos que desconfiaron de la fiera pensante. Esa clase que no encontró la razón del porqué del simio matemático. Esos filósofos de sienes reflexivas, ellos intuyeron la salida del laberinto. Se dejaron caer sobre el colchón de hojas de su hedonismo natural, de su cobija ecológica, y amaron el equilibrio que los rodeaba. El milimétrico equilibrio entre la mosca que zumba y la ballena silenciosa. ¿Has pensado qué te enseñaría uno de esos Jedis de la conciencia, en un paseo por las calles inéditas de la actualidad?
Probablemente alguna de estas cosas:
“Las oportunidades de salir del laberinto son pocas, mas no imposibles. Pensar, mientras se mira al techo, te abre la posibilidad de descubrir quizá un planeta temprano o tardíamente, un buzón sin tapa. Las posibilidades de llegar son pocas. Las fugas son un trámite en este mundo. Todos así se especializaron, ladrones y policías, zorros y sabuesos. Entonces los huecos fueron iluminados, pero las luces no sirvieron de nada al mediodía. Y el mediodía fue una palma abierta, y la palma abierta, la pérdida de un puño. En fin, qué decir. Todos se la saben en este lugar. Todos han vivido más que el otro. Todos repiten su solución, su ecuación de ecosistema salvaje. La filosofía es una viruela ciega que no nos deja dormir. A nosotros no, y al vecino, sí. La identidad pudo ser un dogma neandertalense. Pero ya no lo es más, y… acaso debería serlo. Los que se sientan orgullosos de su tribu acaso deben amar a cada ser humano que la integra. Acaso deberían hacerlo sin reparar en la miseria civilizada del asesino potencial de cuello y corbata.
Animal político, animal que vive en la ciudad, nada más. Las interpretaciones manosearon esta bella frase de poesía realista y, como a casi todo aquello que valía la pena, aquello que se podía mover sobre el finísimo segundero de un reloj sin perder el equilibrio. Por la cuerda va entonces la hermosa equilibrista de los años setenta. La que se caerá si su amante no viene a prenderle el cigarro. Los que cambiaron nos cambiaron. Trajeron décadas en un soplo milimétrico de polaroid. Se extrañan las fotos amarillentas con esos enormes bordes para agitar. La belleza está cada vez más alta y más ajena. El camino de regreso es mucho más efectivo. Y qué dirán las plantas y los perfumes, y los vestidos, y las tardes del gato. Una fractura tiene el corazón que no requiere cura sino alcohol y carnaval privado. En la llanura que no conocemos está el acústico de la belleza que nadie mira. El único misterio del capital, es el capital misterioso. Lo demás son recetas económicas para Disney. El viajero graba en el pañuelo de su esperanza un sudor azul que cambia de color. Vamos a descansar. Mañana estaremos mejor”.
domingo, septiembre 10, 2006
miércoles, septiembre 06, 2006
Extraña y lívida madrugada en Baltimore. Desolada mañana cayendo, octubre de 1849. En un callejón, a pocos metros de una taberna, un hombre solo, ebrio y semiinconsciente, descuidado y sucio de sí mismo, agonizaba en medio del más desgarrador delirium tremens. Ese hombre era Poe, que alcoholizado hasta el desvarío era trasladado a un hospital cercano donde días después moría en el más absoluta olvido.
Otros delirios
Pero pocos repararon o resaltaron una de sus cualidades más constantes: su desbordante inteligencia.
El estigma no perdona, mejor es mirar a Poe a través del lente de la degeneración; mirarlo como el maniático al hombre lógico; como el adicto, al lúcido; como el salvaje, al prolífico; como el maldito, al soñador.
Esa virtuosidad dejada de lado, fue probablemente motivo de envidias y rencores personales, tan insalvables como la contraposición de posturas ideológicas o políticas.
Una nueva cara de la moneda
“... pero al pasar por Baltimore, en viaje a Nueva York, fue hallado sin conocimiento, la madrugada del 3 de octubre, en la calle, en las cercanías de un café transformado en comicio durante una elección municipal. Trasladado al hospital murió cuatro días más tarde, el 7 de octubre por la mañana. Su detractor Rufus Griswold, a quien él, equivocadamente había nombrado albacea literario, hizo circular la maligna leyenda de que el poeta había sucumbido de resultas de un ataque de delirium tremens. Pero el diagnóstico escrito del médico que lo asistió, el doctor Moran, atribuía el deceso a una congestión cerebral causada por el agotamiento y el frío. La verdadera causa de su muerte fue la miseria.”
Los motivos de Rufus G. serán siempre inciertos; pero es posible que nos encontremos ante uno de los precursores del marketing sensacionalista. Sobre Poe diremos, en humilde resumen, que era un hombre brillante con mala suerte en la vida, y con una fama gris, ennegrecida, quizá interesadamente, por pinceles oscuros de manos extrañas.
martes, agosto 29, 2006

Por Alan Luna
Cuando creas que se puede cambiar el mundo, te estrellarás con tu canoa en una saliente rocosa; cuando vuelvas a creer que se puede cambiar el mundo, te estrellarás con tu barco de triplay en un peñasco como el del Gibraltar, e irás a dar irremediablemente al fondo de tus optimismos. Cuando hables de cambio te pedirán soluciones, cuando des soluciones te pedirán paciencia, y cuando tengas paciencia te habrás fosilizado.
Cuando digas que el mundo está de cabeza, tú lo estarás con el…
Cuando creas que naciste para algo, ese algo te devolverá un reflejo de inútil belleza y sacrificio. Cuando creas que eres el elegido para llevar la antorcha, nadie te sacará a bailar. Cuando imagines que el uno por ciento del mundo está mejorando, el doscientos por ciento estará empeorando. Cuando creas que tu vida es meritoria de una biografía, tu epitafio será editado entre los anuncios clasificados de un diario cualquiera. Cuando informes que estás entrando al ruedo, los oídos habrán fugado por la puerta de escape. Cuando creas que todo está en su lugar y enfocado, descubrirás que el calidoscopio te ha tomado el pelo. Cuando confíes en el sol como vitamina D, te habrá dado insolación y quemaduras de primer grado. Cuando supongas que todo está tan mal que no se puede poner peor, un hoyo de buzón te esperará en la esquina. Cuando te creas el telepromter de los decálogos de Cornejo, un encantador de serpientes habrá sido picado en la mano. Cuando tengas el valor de pedirle un aumento a tu jefe, tu hijo estará ganando más que tú. Cuando hagas de la utopía un atajo para el ocio, y encima seas descubierto, los productivos te habrán colocado un código de barras en la nuca. Cuando creas que se puede cambiar el mundo,… el mundo te habrá anestesiado, y quizá, sólo quizá, estés un poco más tranquilo.
jueves, agosto 24, 2006
Por Ybrahim Luna Rodríguez
jueves, agosto 17, 2006
martes, agosto 15, 2006
domingo, agosto 06, 2006

Un lucero en la otra avenida
(Por Ybrahim Luna Rodríguez)
“El vals perdido”
Chabuca es peruana, orgullosamente limeña, mágicamente negra. Pero sin duda universal; y marginalmente universal en el Perú. Conocida aquí por sólo un puñado de canciones, una exquisita selección que, sin embargo, deja de lado una producción real de casi cuatrocientos temas, legados a una nación que olvida las mejores herencias de sus hijos, y que se pierde en la ignorancia de sus apuros cotidianos y en la insultante falta de difusión de los medios.
Chabuca abrió las cortinas de una nueva belleza. La belleza de lo poético cotidiano. Su música irrumpió en el escenario como una creación sofisticada y clásica a la vez. Estaban siempre presentes las evocaciones de una Lima antigua, señorial, de balcones, puentes y jardines. Chabuca es sin duda de otro huerto. Su cadencia se acerca más, aunque a algunos les cueste reconocerlo, al tango, al jazz, o al flamenco. Ella se aleja, radicalmente, desde el ayer de la criollada de peña que domina actualmente la escena de la moribunda música peruana. En el presente no hay compositores que siquiera se le acerquen. Ella, al igual que otros artistas que rompieron con el molde de su época, izó una bandera única; una bandera que nació con ella y se perdió con su partida. La compositora tuvo una forma de interpretar muy peculiar, un ritmo de voz asincopado, ritmo perteneciente más al jazz que a nuestros estilos vernaculares, y por ende muy difícil de seguir. Los “criollos” de hoy interpretan la música de Chabuca de una manera que no favorece en nada a la versión original. Un claro ejemplo de ello, es la canción José Antonio, que se ejecuta como un tema de desgarro y desamor, siendo en realidad un recuerdo suave, nostálgico, de tipo fraternal, casi filial; y no el pedido de una amante desesperada.
Alguien dijo, con algo de razón, que los valses de Chabuca eran tangos disfrazados. Y eso no ofende. Chabuca viajó mucho y conoció a los grandes. Su riqueza musical, intelectual, y estética la diferenciaron de los demás. Ella misma como persona era muy sensible, una mujer que emanaba una aura de paz y de sobrecogedora clase.
Una veredita alegre con luz de luna o de sol/ tendida como una cinta con sus lados de arrebol/ arrebol de los geranios y sonrisas con rubor/ arrebol de los claveles y las mejillas en flor/ perfumada de magnolias/ rociadas de mañanita/ la veredita sonríe cuando tu piel acaricia/. . . (Fina Estampa)
Así como la etapa reservada a la evocación de la Lima señorial; llegó la dedicada a la poética del ser humano, caracterizada por un verso maduro de matices sólidos y pasión sensual. Centrada en la fuerza vital del idilio, y del deseo convertido en un pedido de la noche, de trágicos amores, de imágenes fantasmales, de la lejanía del amante. Una etapa en la que resaltan, como ejemplo, algunos temas dedicados a personajes puntuales como poetas.
Pero, pero/ pero cómo serán mis despertares/ cómo serán mis despertares/ pero cómo serán mis despertares/ cada vez que despierte avergonzada/ cada vez que despierte avergonzada/ tanto amor y avergonzada/ tanto amor y avergonzada. (Cardo o ceniza)
Otra de las etapas de la gran Chabuca es la dedicada a la música y ritmos negros, afro peruanos, de la Lima emergente de aquella época. Ritmos que por entonces eran relegados a un segundo plano por su génesis plebeyo y negro. Chabuca junto a quien reconocería sentimentalmente como su hijo adoptivo, el maestro del cajón “Caitro” Soto, recrearon la esencia de este género, dándole un lugar en los estrados de la trascendencia.
Pero María Isabel Granda Larco, como otros genios, fue olvidada, y convertida en artista casi de culto. Ese lucero andará ahora brillando en la otra avenida.