PUYLLUCANA, el inicio de la contemplación…
Imágenes: James Urbina
Con la primera contemplación llegó la reflexión. Desde los primeros pasos de la historia, el hombre buscó el reflejo de su pasado, presente y futuro, en el horizonte. Mirando lo que estaba a su alcance, e imaginando lo que estaba detrás. Fue así que los Apus se convirtieron en miradores, y luego en centros de exaltación y equilibrio del pensamiento. La altura representaba poder, y a la vez pureza. El hombre necesitaba ver por donde nacía el sol, y por donde moría; y así tener una idea del ciclo cósmico, y una de su propio ciclo de vida y muerte. El ruido del viento es ahora un auricular del pasado; el oxígeno, un aliento fresco; y el horizonte, un lienzo compartido desde hace siglos.
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