Paul Potts, la increíble historia, un extraño cuento de hadas del nuevo siglo
Quien escuche esta historia, y mire el video, terminará estremecido.
Acá, parte la nota de Ángel Páez, en el suplemento Domingo de la República.
Estrella instantánea
Un modesto empleado de una tienda de teléfonos móviles, que fracasó en todos sus intentos por convertirse en una luminaria de la ópera como su amado Pavarotti, se presentó en un concurso de la televisión de Londres, conmovió a millones con su voz y triunfó apoteósicamente, convirtiéndose de la noche a la mañana en un ídolo, gracias a una tenacidad a prueba de fuego.
Por Ángel Páez
Paul Potts eligió cantar en la competencia un aria de Puccini porque relata una historia similar a la suya. Es la historia de un hombre que lucha contra la adversidad -una de cuyas formas más comunes es la mala suerte-, y anuncia que, contra todo pronóstico, vencerá, saldrá el sol y todos lo aplaudirán. Potts se encarnó en el personaje del príncipe Calaf de "Turandot", a quien le corresponde interpretar "Nessun dorma!" ("¡Nadie se duerma!"), una de las más bellas, pero difíciles arias para tenor de todos los tiempos. El cantante aficionado la escogió porque es la preferida de su adorado Luciano Pavarotti, y también porque no solo quería ganarse a los tres miembros del jurado, sino los corazones de millones de televidentes.
A los 36 años, pasado de peso, mofletudo, con una mirada levemente desviada, vendedor de teléfonos celulares en un centro comercial, dientes delanteros torcidos y dañados, y una esposa, Juliette-Ann, con un cuerpo que no cabe en una butaca, adicta a la música electrónica y a quien conoció chateando en una cabina de internet, Paul Potts tenía muchas razones para considerar que el estrellato era una opción francamente descartada. Pero, a pesar de su implacable timidez e inseguridad, persistió en buscar una oportunidad por pequeña que fuese. La otra opción era meterse un tiro en la cabeza. Estaba convencido que, mientras no abandonara la música, ésta sería su salvación. Y lo sabía porque cuando era el chico gordo de la clase a quien todo el mundo golpeaba, cantaba algún tema para aliviar el dolor y olvidar el mal momento.
El gran día llegó el 9 de junio pasado. Maltrajeado, asustado y con el aspecto de "trágame tierra", Potts se presentó ante el jurado del programa "Los británicos buscan talentos". Llevaba pegado un cartelito con el número de concursante que le asignaron: 31.829. Los jueces lo escrutaron de arriba a abajo burlonamente: "Paul, ¿para qué has venido aquí?", le preguntó uno, mientras que entre los asistentes se escucharon risitas, y recordó que eran idénticas a las de sus compañeros de escuela. "Para cantar ópera", contestó. Se suponía que imitaría a una estrella del pop, pero escogió... ¡ópera! Los tres jurados se miraron entre sí como diciéndose: "Este tipo es un perdedor". Y empezó la música. Cuando ya estaba en los versos finales de "Nessun dorma!", la mitad del público estaba escarapelada y la otra sollozaba: "Dilegua, o notte!/Tramontane, stelle!/Tramontane, stelle!/All’alba vincerò!/Vincerò! Vincerò!" ("¡Noche, disípate!/¡Estrellas, ocúltense!/¡Estrellas, ocúltense!/¡Al amanecer venceré!/¡Venceré, venceré!"), cantó en un italiano impecable.Video. Noten la reacción del jurado, y sobre todo del público
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3 comentarios:
SOBERBIO HERMANO!!!!!
Casi me hace llorar este sujeto!!!
Un deleite para los oidos, este hombre tiene en su voz un Don de Dios...ojalá los hombres sepan valorarlo y darle el lugar que le corresponda. Plenaluz
Gracias por compartir esta linda y conmovedora historia,, a mi si me hizo llorar como una niña de la emoción....
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