Hildebrandt y Beto Ortiz

Ya salió la web de Beto Ortiz, muy bien diagrama y colorida.

Una joyita, Hildebrandt entrevista a Beto Ortiz: "el recuerdo"



Si no pueden ver el video, vayan aquí

Chequeen youtube, hay videos de Hildebrandt en Radio San Borja

Videos de Hildebrandt en Radio San Borja

Vía VictorGiraoAlatrista, un usuario de youtube (supongo), encuentro estos dos videos fechados el 22 de agosto del 2007, de una entrevista que hace el periodiste César Hildebrandt.
Entonces, debe ser de Radio San Borja.
Sería una buena idea que filmasen las entrevistas y las cuelguen en la red. Periodismo virtual.

1.


2.-

Hildebrandt sobre Alfonso Barrantes

Barrantes, el cajamarquino que puso un vaso de leche, y una visión humana en la capital. A continuación el artículo de Hildebrandt vía LA PRIMERA:


Homenaje a Barrantes

Se prepara un homenaje para Alfonso Barrantes. Será este 5 de diciembre, en la Casona de San Marcos, a las 7 de la noche.
Hace falta Barrantes, cuánta falta. Era el mejor comunicador de la izquierda. Lo han tenido que sustituir quinientas ONG que, todas juntas, no hacen un Barrantes. Porque las ONG no ganan la alcaldía de Lima, no hacen prédica en la tele, no unifican a la izquierda. Las ONG son, al fin y al cabo, las embajadas de la culpa primermundista. Y la plata que reciben sirve para estudiar por qué no avanzamos, cosa que saben de sobra los ricos que envían esa plata.
Pero no sólo a Barrantes se le recuerda con la sensación del vacío no cubierto. Se extraña a Carlos Malpica, el sanguíneo, nervioso y eficaz Google de la izquierda de los 60 y 70. Gracias a Malpica y a su capacidad de síntesis supimos quiénes mandaban en el Perú y cómo era que el crochet del billetón tejía sus tramas.
¿Y dónde está Andrés Townsend, que siempre huía de la aldea y se dirigía al continente y a la integración? No hay un Townsend anfictiónico y culto en la política de hoy. Lo que hay es Aurelio Pastor, el Joseph McCarthy del corso de primavera de Trujillo.
Para no decir que extrañamos a Luis Alberto Sánchez, la Wikipedia hablada del Apra, el ensayista torrentoso que debutó a los 21 años con un magnífico ensayo sobre la poesía en la Colonia y que no cesaría de intervenir en el mundo de la cultura y la política hasta muy poco antes de su muerte. ¿Quién lo ha reemplazado? Nadie. No hay en el Apra ni en ninguna otra bancada alguien que tenga un vago parecido con Sánchez. Se diría que la cultura perdió a sus representantes en la política. Y la política se llenó de zamarros, economistas ultraliberales, impresentables surtidos.
Extrañamos a Manuel Moreyra Loredo, que hablaba de la economía como un sabio porque era un sabio hecho a solas y sin haber estudiado estrictamente economía. Porque la especialidad hizo a la Universidad del Pacífico pero el genio hizo a Moreyra, que nunca separó a la economía de su férreo entorno: el poder del dinero, los grandes intereses imperiales, las peligrosas recetas generalistas. ¡Cómo se hubiera reido Moreyra de la estrechez de miras del ministro Carranza, que tiene cara de candado para los de abajo y de ganzúa para los de arriba! Moreyra era uno de los pocos que les sabía el truco a los gringos y les hablaba de tú –no en el sentido del tuteo subordinado de Toledo sino en el de un verdadero par que no permite el maltrato–. ¿Quién está en el lugar de Moreyra? Lo que hay es una barraca de mayordomos dispuestos a servir a todos los TLC que en el mundo sean.
Mario Polar, ¿dónde diablos se ha metido? Era el conservador que uno hubiese querido tener como adversario, el orador sin faltas que embellecía el noble arte de la discusión. Era una síntesis de Arequipa y lo más decente de la derecha y daba gusto oírlo oponerse a lo que él consideraba el avance desgraciado de ciertas reformas.
Si los jóvenes de hoy supieran de qué calidad de gente estuvo poblada la política peruana verían con más precisión la desgracia actual. ¿Qué es la política peruana hoy, por lo general? La respuesta es sencilla: lo que quedó después de la inmersión del país en el fujimorismo. Fujimori, encarnación del fascismo analfabeto, Mussolini sin discurso, obtuvo al final un triunfo devastador: que el Perú se pareciera a él y a su banda, que su figura siguiera merodeando Palacio con el Toledo del segundo piso (“haremos el segundo piso del fujimorismo”, dijo en su campaña) y el García de la continuidad sacada del sombrero tongo. La única figura que no encajó en todo esto fue la de Paniagua. Por eso el atentado de Lúcar y el odio de la prensa fujimorista a Valentín Paniagua, otro que, gravemente, no está entre nosotros. Otro que extrañamos.

La columan de Fito Páez


Fito está escribiendo hace un rato, en el diario La Nación, en los suplementos de Adn. En esta oportunidad tenemos esta columna, vía Ciudad Fito Páez de hoy 24 de nov:
Viene de donde viene. ¿Por qué pelearle tanto? ¿Es el demonio? ¿Cuánta gente conocemos que nos pueda agarrar del cuello aunque más no sea por un rato? El tema puede ser un auto que pelea con un camión, un tiburón que acecha en tranquilas playas, una nave que viene del espacio, un extraterreste bonachón, una manga de dinos que se nos viene encima, un flaco que sólo quiere que su papá lo acepte, una versión de La guerra de los mundos , el espionaje en el futuro, la lista de Schindler, el soldado Ryan, esclavos gringos, el enfrentamiento palestino-israelí (en Munich , su última película hasta el momento).
¡Ya basta! ¡Por supuesto que no es Godard! Pero, ¿por qué pedirle peras al olmo? Steven Spielberg es un cineasta grande a su modo, e igual es un artista. Todo aquello de ir a buscar historias a Europa porque no las tiene en su barrio suena muy pobre como crítica. A esta altura del partido, todos nos conocemos bien y suena necio el ataque a un hombre que, además de todo lo nombrado más arriba, filmó la trilogía de Indiana Jones y va camino a convertirla en tetra.
De seguirse determinada línea crítica se podría pensar en la existencia de una máquina norteamericana, encarnada en el director, que lo único que busca es anestesiar nuestras mentes (qué imagen odiosa), tan sensibles y sofisticadas ellas, para que no nos enteremos de los conflictos que florecen en el mundo. ¿Te rayaste cuando en el final de Rescatando al soldado Ryan clavó la bandera norteamericana para apropiarse del desembarco en Normadía? No te podés enojar por eso, porque eso es él. No nos olvidemos de los primeros 25 minutos de carnicería humana. In God We Trust , dice el dolar...
Está clarísimo que Mr. Spielberg quiere cerrar sus películas de manera amable; es un judío amable y quiere gente en el cine, también. No trabaja para evitar el éxito. Muchas veces irrita, pero en el medio nos regala momentos inolvidables. Y una cosa son los Estados Unidos de América y otra cosa son sus artistas. Por supuesto que siempre hay bemoles, nada es tan sencillo a la hora de las definiciones. En el arte no hay ingenuidad; se necesita el significado para no ser un amateur. Spielberg lo tiene, y esa es la gran discusión. Se lo ve como un cineasta para las multitudes, lejos de la expresión artística. Gran error. El cine, más allá de las entradas vendidas, debe tomar algo del espectador en cualquier lugar que este se encuentre. Aquí se abrirá la gran discusión sobre el lenguaje, discusión que vale la pena dar porque transforma en vana la necesidad de explicar lo que es bello o vulgar y lo que no lo es.
Todo esto depende mucho de la coyuntura crítica de la época. Nadie tiene las armas, a menos que sea un comisario del lenguaje, para decidir sobre estos temas. Así La playa del amor de Adolfo Aristarain tiene la estatura cinematográfica que poseen sus largos "serios". Y cualquier arrebato crítico ligado al día a día y a nada más debería ser repensado, ser puesto en tensión de cara al significado profundo del cine. ¿Qué es cine y qué no? ¿Quién tiene estatura moral y quién no?
Aquí, en este punto, un crítico como Serge Daney y un cineasta como Steven Spielberg son grandes hermanos cinematográficos.
Las culturas cinematográficas surgen y se desarrollan en formas diferentes en cada lugar del mundo de acuerdo a cada idiosincrasia. Por supuesto que no vamos a negar el poderío conquistador de la gran industria norteamericana, que va desde la formación de estudios para la producción de películas en serie hasta la dependencia del exhibidor local, que necesita vender más tickets y más pochoclos con esas películas para sostener su negocio. Si a eso le sumamos que la última ley de cine obliga al exhibidor local a sostener solo una semana en cartel una producción nacional, las internas del Incaa para decidir qué films se van a filmar en la próxima temporada (presupuesto, calidad y cálculo de asistencia de público), las tarifas de publicidad en los medios de comunicación argentinos para con las producciones locales (son iguales que para una multi gringa) y la falta de sentido para el desarrollo de una industria por parte de la crítica especializada y demás ámbitos ligados a la cinematografía argentina, en lo primero que habría que pensar es en la ausencia de la idea de nación.
Un Estado que carece de leyes que protejan y estimulen las expresiones artísticas locales como una forma de territorialidad espiritual y expansión económica en todas sus áreas (literatura, pintura, danza, música, teatro, cine, etc.), y un pueblo a quien siempre se lo ve votar (en su gran mayoría) con el único interés del propio bolsillo, difícilmente puedan vivir lejos de la crispación, la ignorancia y la soberbia. La primera exigencia hacia los nuevos gobernantes debe ser la educación y la salud para todos. Gente inteligente hace cosas inteligentes. Y deja de pelear con el demonio equivocado.
Por Fito Páez
Para LA NACION

"Para ser un buche de agua se me hace chiquito el mar"

El legendario Cantinflas siempre está presente. En toda latinoamerica. Emblemático como un ciudadano del mundo. Iluminado como héroe tercermundista, como macondiano de corazón. Cantinflas , nuestro hermano mayor. Un charro especial. ¡¡¡Y qué viva el novio!!!

Hasta la victoria, siempre (El "CHE" por Rocío Silva Santisteban)

Coincido con Rocío. A continuación el artículo completo aparecido en La República.

El 9 de octubre se cumplieron 40 años de la muerte del Che Guevara.
por: Rocío Silva Santisteban

Es cierto que se ha vuelto un ícono del merchandising, pero no menos cierto es que su imagen es considerada una alegoría de lo que algunos jóvenes quisieran ser y quizás cuando viejos nunca hayan sido. Por eso mismo esos ojos bajo la boina roja se repiten por millones de millones en polos, casacas, calcomanías, pañuelos que sirven para ocultar una cara en plena revuelta, afiches que atosigan todo tipo de paredes –las socialistas de La Habana, las capitalistas de Nueva York– o incluso sobre una tersa piel morena como tatuaje. El Che, con su eternísima juventud a prueba de cualquier disidencia, es la representación suprema de la rebeldía y de la consecuencia.

La primera vez que vi una imagen del Che Guevara fue la de su muerte. Me llamaron la atención esos increíbles ojos que parecían de una extraña dulzura, totalmente inertes, viendo a la nada. Tenía un aspecto demasiado vital para tratarse de un difunto. La foto se encontraba impresa en una página del diario El Comercio de octubre de 1967. Mi primo mayor la había recortado para guardarla a su vez en uno de sus libros preferidos: Testamento Político. Algunos años después mi primo sufrió una crisis psicótica, se convirtió en un paciente esquizofrénico del Hospital Larco Herrera, y yo me convertí en la heredera de sus libros. A los 15 años ya pensaba que era necesario leer a Ernesto Che Guevara y por eso, de arranque, me topé con esa foto en ese libro, guardada sigilosamente por las aún cuerdas manos de mi primo.

Cuando leí el libro me pareció que el Che era un maniático apuntador de todo cuanto le sucedía en la vida: seguramente parte de la estrategia de las guerrillas guevaristas. El Testamento Político es en realidad un producto de las clásicas ediciones cubanas, un conjunto de apuntes y discursos, que aún recuerdo con una cierta sensación de leer algo luminoso y terrible a la vez. Algunas palabras calaron en mi memoria, como por ejemplo la Tricontinental. Una propuesta que luego, después de cambios de timón, devino en llamarse "países no alineados" aunque, precisamente, no fuera Cuba la que estaría a la vanguardia ni mucho menos. La idea de las guerrillas guevaristas que, a su vez, lo llevaron a la muerte sólo fueron posibles en la propia Cuba y con un proyecto de redes de apoyo entre la población. De lo contrario, como se demostró en el resto de América Latina, era una estrategia inútil (los caídos como Luis de La Puente o la locura de las FARC son prueba de ello).

Lo que hizo en Bolivia en realidad fue bastante atrevido pero, sobre todo, inocente. Y su muerte, junto con la de Javier Heraud, otro joven eterno asesinado a la insolente edad de 21 años en Puerto Maldonado haciendo la guerrilla, ha "dado mucho fruto" como diría San Juan, es decir, ha permitido que esa imagen, de revolucionario eterno con boina y habano en la boca, explote en sentidos diversos por todos lados y sea idealizada por los jóvenes del mundo, desde entonces hasta ahora.

¿Por qué el Che? Porque es eternamente bello, eternamente joven, eternamente rebelde. Su imagen se ha convertido en la representación de un cierto tipo de guerrillero, envuelto por toda la eternidad, en un halo romántico. Porque a pesar de las innumerables biografías y de los datos específicos de su enrevesada historia (nada santa), o de las denostaciones de sus enemigos políticos –básicamente asentados en Miami– o de sus propios asesinos que han salido a los cuarenta años a declarar sobre "el trámite burocrático de su muerte", los miles de devoradores de su "imagen" están básicamente interesados en sentir una pasión. Se trata de la sacralización de una imagen que, de alguna manera, ha llenado los vacíos existenciales de grupos de jóvenes que ni siquiera tienen idea del foquismo, del guevarismo, ni mucho menos de la Tricontinental.

A los 15 años me encontraba profundamente perturbada por la fuerza del rostro del Che. Por la mítica historia de su vida. Por lo que se decía y se ocultaba. Muchos años después, frente al pelotón de imágenes hiperrepetidas hasta el cansancio, sigo perturbada por ese rostro que, aun cuando nadie quiera admitirlo, tiene un tanto de Cristo y un tanto de Rimbaud.

Cerati y Spinetta, esto es mucho

Hace unos días hablábamos de la verdadera historia de la canción "Té para tres" (la que en realidad dedica Cerati a su padre). Ahora, yutubeando encuentro esta joyita: Cerati, en el escenario, tan grande como siempre, invita a su master, Luis Alberto Spinetta, precisamente para cantar la canción en mención. Aunque sea criticable mi gran apego al rock argentino debemos reconocer que ellos tienen una tradición sólida proveniente de la fusión de ritmos anglosajones y regionales, como el tango, por ejemplo:

La convicción de que Fito es único

A estas alturas no puedo ocultar mi obsesión musical por Fito, Charly o Spinetta. Es que hay un no se qué que te abre las arterias. El siguiente video es una recopilación de las canciones que Fito Páez interpretó en el evento Voces Solidarias, en Perú, por la reconstrucción de las escuelas damnificadas por el terremoto de Pisco.
Vía 335joao

The Headmaster Ritual, por Radiohead

Con ese sonido de rock setentero llega la versión de Radiohead, disfrutadla:

¡¡¡Uyyy, su majesta se ha enojao!!!

Versión peruana, por Benavides y Álvarez

Vía Silverio

Mi nombre en chino

Vía Arturo Goga me entero de la curiosidad

Mi nombre, Alan Luna



Visita este link, y has la prueba

Los Blogger en la TV

Aunque un poco tarde, posteo la nota.
Entro los invitados están Fernando Obregón, Marco Sifuentes, Luis Carlos Burneo de Henry Spencer blog, etc.

Te vi que llorabas por él...

Tremendo tema interpretado por Gustavo Cerati. La sinceridad de la letra te hace temblar: Te vi que llorabas por él/...
Con ustedes TE PARA TRES

Björk en Perú

Video recomendado por Perú21:

Génesis, de Soda Stereo, Unplugged

Brillante y psicodélico tema:

Maravillosa Björk en Argentina (video aficionado)

Falta poco para que llegue a Perú. ¿Alguien me regala una entrada? ¿Cantará con Susana Baca?

Acá un adelanto de Aurora en su concierto en Argentina.

¿Charly agredió a Björk?




La noticia es bastante alucinada; bueno, pero de nuestro genial Charly se puede esperar todo, aunque eso de agredir a Björk por celos artísticos está demasiado tirado de los cabellos.
Igual, la nota nos llega vía Perú21:


El controvertido artista le lanzó un vaso de whisky, sin causa aparente, en un hotel. El hecho había quedado en el mayor de los secretos pero se conoció gracias a testigos.
El cantante Charly García no puede con su genio. El último jueves le lanzó un vaso de whisky a la cantante Björk, en un conocido hotel de Buenos Aires, donde ambos se hospedaban.
La razón: nadie la sabe. Algunos piensan que el ataque fue por una supuesta envidia que sintió el gaucho luego de ver el lleno total que tuvo la islandesa, en el teatro Gran Rex, el pasado 7 de noviembre.
Según el portal argentino
Primicias Ya, el suceso, ocurrido en el Hotel Faena, había quedado en el mayor de los secretos debido a que el dueño del lugar, Alan Faena, es amigo de muchos años e íntimo de García. Pero no contaron que el suceso iba a ser divulgado por algunos testigos que estuvieron cerca.
De acuerdo al
sitio web de los fans porteños de la intérprete, ella transitaba por un pasadizo donde también se encontraba Charly por lo que solo atinó a saludarlo. No obstante, el intérprete de Demoliendo hoteles reaccionó irasciblemente y le lanzó un vaso con el referido licor.Como se sabe, Björk llegará a Perú la semana entrante para realizar un concierto el próximo martes 13 de noviembre en el Vértice del Museo de la Nación. En este show presentará su más reciente producción musical Volta.
Pero no olvidemos que Charly es un gran, un GRAN músico, a veces lo olvidamos.
Y, che, me tiré por vos...



Zilera se va, y Caretas sobre Alan

Vía el Útero de Marita me entero de la noticia del día: El buen Zileri se va de Caretas:

Se cumplió la profecía: los que aún lean la versión
física de Caretas podrán consultar el postón y los que sepan crackear la versión web, podrán leer
el anuncio:
Enrique Zileri Gibson, leyenda viviente del periodismo, deja Caretas en manos de su hijo Marco Zileri Dougall, así como la abuela Doris Gibson alguna vez le encargó la revista a EZG




Caretas abre su edición con este artículo:


El Giro a La Derecha

¿Alan García se rebautizó en la derecha? Eso puede colegirse de las reacciones que en los últimos días despierta en ambos lados del espectro político. La muy explícita oposición a la jornada de protesta convocada por la CGTP para el jueves 8 le valió sambenitos de reaccionario y fue señalado por sobredimensionar la capacidad de la central sindical. Su gobierno puso en marcha una puntillosa estrategia para desinflar la secuencia de paros que precedió a la convocatoria.


Su artículo contra “los perros del hortelano”, publicado en el diario El Comercio el 28 de octubre, atizó un debate con pocos términos medios y cuya llama resultó más brava de extinguir que el incendio de la fábrica de pinturas Vencedor. Los aplausos fueron casi unánimes entre los columnistas y comentaristas de diarios como el que alojó el artículo, Correo, Gestión, Expreso y el ala tecnócrata de Perú 21.



Críticos de la nueva declaración de principios del Presidente, como Manuel Pulgar Vidal, advierten que se equipara con la abdicación de las funciones del Estado. Otros alertan que no hay que dejarse deslumbrar por inversionistas de deplorables estándares .



Pero la mayoría de la entusiasta audiencia repitió la ovación y pidió la segunda oreja para el Presidente por sus agresivas fintas en torno a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y las negociaciones con miras a un acuerdo de asociación con la Unión Europea.



El gobierno de Evo Morales tiene reticencias para plegarse a los capítulos de propiedad intelectual, servicios y compras públicas. En menor medida, Ecuador plantea observaciones al de propiedad intelectual. Si bien Europa reconoció la posibilidad de avanzar con velocidades distintas según la situación de los países, el entrampamiento se hizo evidente. Según representantes de los demás países, cuando recientemente el Perú tiró los aranceles al suelo recortó su capacidad de negociación con Europa.



La ministra de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz, secundó al mandatario en su incomodidad pero fue más allá, al sugerir el retiro peruano de la CAN si las discrepancias retrasan el buen ritmo de las tratativas.



Para qué lo dijo. Si García hubiera toreado en Acho, las majas y los guapos de Sombra le colgaban el escapulario. En Sol, en cambio, las matracas tronaban su desacuerdo. “La imprudente señora Aráoz”, tituló mesurado Juan de la Puente en La República. En las páginas de otros periódicos reverdecieron conceptos como “entreguismo”.



A la torta se le guinda el marrasquino del TLC con Estados Unidos, cuya aprobación por la Cámara Baja de ese país se esperaba al cierre de esta edición, y la crema crece en volumen. La revista The Economist, la Biblia liberal, comparó recientemente al García de los 80, “firme creyente del proteccionismo que hasta prohibió la importación de vino chileno”, con el actual, “que abrazó el libre comercio con una pasión que bordea la manía”.



¿Y HAYA DE LA TORRE? ¿Y el antiimperialismo?


El premier Jorge del Castillo saca un panfleto de la maletera, hace un cucurucho y se lo encaja al periodista entre los dientes para acallar sus preguntas de universitario. Metafóricamente, claro. La frase fue pronunciada por Víctor Raúl en la instalación de la Constituyente:
“…es obligación del Estado la superación del subdesarrollo mediante la utilización racional de nuestros ingentes recursos naturales, a la par que garantizar el pleno empleo y una justa redistribución de los ingresos”.



Para Del Castillo, que preparaba un nuevo coloquio para el movido jueves 8 en Alfonso Ugarte, los críticos del gobierno “confunden la actitud pro-inversión con posición de derecha. China es pro-inversión pero es comunista. Esa política será la única que produzca empleo en nuestra situación”.



Luego enumera las metas planteadas por García: la superación de la pobreza, el incremento del empleo y el simbólico remonte de los logros del vecino chileno. La inversión, insiste, es la única receta para cumplir las metas.



El mismo jueves por la noche García viajó precisamente a Santiago para asistir a la XVII Cumbre Iberoamericana.



Allí también estará el ecuatoriano Freddy Ehlers, secretario general de la CAN. Antes de tomar su vuelo Ehlers le recordó a CARETAS que “el Perú es la esencia de los Andes y que la sede de la comunidad quede aquí es un reconocimiento a ello. Que salga de la Comunidad sería una locura”.
Ehlers también mienta al ideólogo aprista. “Si hay dos figuras integracionistas”, añade, “esas son Bolívar y Haya de la Torre, que fue el único político de peso que no se encerró en el Estado-nación durante el siglo XX”.



Las fuentes consultadas coinciden en un punto: descolgarse de la CAN no traería los beneficios inmediatos que dan por sentado los andino-escépticos. El proceso del acuerdo de asociación –TLC incluido– a firmar con la UE se origina en un mandato, muy debatido durante un año, que los 27 países afiliados encargaron a la Comisión Europea. La Unión no negocia tratados bilaterales y por eso es ingenuo pensar que si el Perú salta por la borda de la CAN, los líderes del viejo continente correrán a tocar la puerta de Palacio de Gobierno. Como es previsible, tienen en su propio proceso interno un complejo rompecabezas (ver columna de Daniel Cohn-Bendit en esta edición).



Los defensores de la viabilidad andina puntualizan que los países de la Comunidad representan el segundo destino de las exportaciones no tradicionales peruanas. Casi el 100% de esa oferta son manufacturas y más del 50% tienen alto valor agregado.



EHLERS TAMBIÉN RECUERDA que García aplaudió públicamente la posibilidad del regreso de Venezuela a la CAN. A pesar de ello, según lo recogido por CARETAS en pasillos más privados del gobierno, la disposición no es tan llana. “¿Pero cómo le dices a Chávez que no si quiere regresar?”, admite un colaborador de García.



Según él, la supuesta “derechización” del Presidente también guarda relación con el contexto vecinal. Ya se sabía lo poco que tenía en común con Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Pero el último golpe sería el acercamiento entre el venezolano y el mandatario colombiano Álvaro Uribe. La intensa agenda bilateral de ambos países –con una balanza comercial de US$ 7,500 millones– lo explica. Sin embargo, que el comandante reciba la confianza de Uribe para sondear procesos de paz con la guerrilla de las FARC y que Colombia lo acompañe en iniciativas como el Banco del Sur deja a García tirando cintura en la complicada fiesta andina.



Además, los conocidos nexos del gobierno de “Simón Gorila” con la oposición peruana ya trascienden largamente, en la visión del Ejecutivo, a Ollanta Humala. No es gratuita la insistencia de la congresista Mercedes Cabanillas en oponerse a las iniciativas del ALBA. Informes de Inteligencia les prestan atención a los tres viajes que Mario Huamán, secretario de la CGTP, ha realizado en el último año y medio a Venezuela. En el gobierno observan que la estrategia sindical responde a una corriente de desestabilización que va mucho más allá de sus propios intereses. De hecho, la agenda de la CGTP la integran ítems que rayan en la abstracción (CARETAS 2000).



Cabe preguntar si los reclamos sindicales son suficientemente justos con ministras como Susana Pinilla, que en plena huelga minera reivindica políticas pro-laborales. Iniciativas gubernamentales en proceso, como la de eliminar los topes y las restricciones en el reparto de las utilidades de las minas, también contribuirían a absolver el pliego de quejas (más en Mar de Fondo).



La huelga minera de dos días, declarada ilegal, cayó como una pica en plena ratificación del TLC en Washington. El senador demócrata Raúl Grijalva emitió un comunicado el miércoles 7. Denunció que “el gobierno peruano se prepara para reprimir un paro minero en el que pelean por el simple derecho a las ocho horas”. Dentro de la Administración García esperan que ese movimiento “antisistema” acreciente sus capacidades a medida que se acerquen las dos grandes cumbres internacionales del próximo año a realizarse en Lima: América Latina-Unión Europea en mayo y el foro APEC en noviembre. Las manifestaciones contra la globalización y el libre comercio ya son parte de la utilería en eventos de esa categoría.



Las puyas contra los “perros del hortelano” también se dirigen a esta plataforma. En el artículo García se queja porque “la telaraña ideológica del siglo XIX subsiste como un impedimento”. Para explicar la miseria de un pueblo como Ayabaca sostiene “que allí el viejo comunista anticapitalista se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista”.



Aunque pueda pecar de simplificación, García identifica a sus blancos. Para su primer ministro “esas calificaciones geográficas de derecha e izquierda no van más”. Pero las ubicaciones aún despiertan aplausos –y ladridos– a diestra y siniestra.

Un cuento de Woody Allen



Pueden entretenerse leyendo este excelente cuento de Allen.
En ocasiones periodistas, cineastas, abogados, músicos, políticos, científicos resultan mejores redactores que los que se atribuyen la carrera de escritor.

"Cantad, Sacher Tortes ", forma parte de Pura anarquía de Woody Allen
Por Woody Allen

Desde el evanescente Hubert, cuyo Circo de las Pulgas encandiló a los ingenuos en la calle Cuarenta y Dos, la zona de Broadway no ha conocido a un sinvergüenza capaz de rivalizar con Fabian Wunch, proveedor de morralla sin par. Calvo, fumador de puros y más flemático que la Muralla China, Wunch es un productor de la vieja escuela que, físicamente, se parece no tanto al dramaturgo y empresario teatral David Belasco como al asesino «Kid Twist» Reles. Dada la contumacia con que ha producido sonoros fracasos, ha sido siempre un enigma del calibre de la teoría de cuerdas cómo consigue reunir dinero para cada nuevo holocausto teatral.
Así las cosas, estaba yo el otro día examinando un disco de Rusty Warren en Colony cuando de pronto, mientras un fornido brazo enfundado en un traje de Sy Syms se enroscaba en torno a mis omóplatos, a la vez que mi hipotálamo quedaba trastocado por la mareante mezcla del tufo a caliqueño y el aroma a lilas del aftershave Pinaud, sentí que el billetero se contraía instintivamente en mi bolsillo como un abulón en peligro de extinción.
-Vaya, vaya -dijo una voz áspera y familiar-, precisamente el hombre a quien yo quería ver.
Me contaba entre las personas legalmente incapacitadas por enajenación mental que habían invertido en varios de los proyectos infalibles de Wunch a lo largo de los años, siendo El caso Beleño Negro la última de sus propuestas, una crónica importada del West End sobre la invención y fabricación de la ducha regulable.
-¡Fabian! -exclamé con fingida cordialidad-. No hablábamos desde tu desagradable altercado con los críticos la noche del estreno. A menudo me pregunto si rociarlos con gas pimienta en realidad no empeoró las cosas.
-Aquí no puedo hablar -dijo furtivamente el simiesco empresario teatral-, no vaya a ser que algún tarado me oiga contarte una idea que con toda certeza metamorfoseará nuestros patrimonios netos a cifras a las que solo los astrónomos encontrarían sentido. Conozco un pequeño restaurante en el Upper East Side. Invítame a comer y te concederé el privilegio de participar en un espectáculo que dará tales ganancias que, solo con lo que generen las simples compañías itinerantes, los hijos de tus hijos vivirán rodeados de rubíes del tamaño del fruto del árbol del pan.
De haber sido yo un calamar, este preámbulo habría bastado para provocarme una eyaculación de tinta negra y, sin embargo, antes de que pudiera llamar a voces a la policía antidisturbios, me vi transportado, como quien cambia de escenario en la pantalla de una videoconsola, al otro lado de la ciudad, hasta un modesto restaurante francés donde, por la módica suma de doscientos cincuenta dólares el cubierto, uno podía comer igual que Iván Denisovich.
-He analizado todos los grandes musicales -explicó Wunch mientras pedía un Mouton del 51 y el menú de degustación-. ¿Y qué tienen en común? ¿A ver si lo adivinas?
-Una letra y una música extraordinarias -me aventuré a contestar.
-Pues claro, memo. Esa es la parte fácil. Cuento con un genio aún por descubrir que compone canciones de éxito como los japoneses producen Toyotas. Ahora mismo el chico se gana la vida paseando perros, pero he tenido acceso a su obra y es todo aquello que a Irving Berlin le habría gustado hacer si las cosas le hubieran ido de otra manera. No, la clave está en un gran libreto. Y ahí entro yo.
-No sabía que lo tuyo fuera la pluma y el papel -comenté mientras Wunch, succionando, vaciaba las conchas de sucesivos caracoles.
-Y volviendo a nuestro espectáculo... -prosiguió-. Fun de Siècle..., y notez bien el travieso juego de palabras: digo fun, «diversión», no fin. Es una alusión a Viena, donde transcurre la acción.
-¿La Viena contemporánea? -pregunté.
-No, bobo. Una época más antediluviana, con las titis en carruajes y vestidos al estilo My Fair Lady o Gigi, además de un sinfín de bohemios y bichos raros que cantan melodías de ayer y hoy por toda la Ringstrasse. Solo Klimt, solo Schiele, solo Stefan Zweig, y un paleto con bastante buena presencia que atiende al nombre de Oskar Kokoschka.
-Todos ilustres personajes -intervine cuando los carrillos de Wunch se tiñeron de color carmesí enhomenaje a la región francesa de Burdeos.
-¿Y por qué hembra pierden el culo todos esos nombres de marca? -prosiguió-. ¿Cuál es el gancho romántico? Una bomba sexual de la ciudad llamada Alma Mahler. Habrás oído hablar de ella. Se los cepilló a todos: a Mahler, a Gropius, a Werfel... Tú di un nombre y seguro que también se lo pasó por la piedra.
-Pues no sé...
-Pues yo sí lo sé. Es decir, claro que me tomo sutiles licencias con la narración. Si no, chaval, traeríamos al mundo un peñazo. También estoy modernizando el lenguaje. Como cuando Bruno Walter se encuentra con Wilhelm Furtwängler y dice: «Eh, Furtwängler, ¿irás a la barbacoa de Rilke el sábado por la noche?». Y Furtwängler contesta: «¿La barbacoa?», como si fuera evidente que no lo han invitado, y Walter va y dice: «Uy, perdona. Me da que debería haber mantenido cerrado este buzón que tengo por boca». ¿Me explico? El diálogo ha de tener un ritmo urbano actual.
Mientras Wunch acometía su foie a la sartén, empecé a sentir un progresivo entumecimiento en varias de mis vértebras clave y me aflojé la corbata en un esfuerzo por respirar.
-Así pues -continuó-, primero viene la obertura, que yo veo como algo ligero y pegadizo, pero en la escala dodecafónica, a modo de guiño a Schönberg.
-Pero, en buena lógica, habiendo tantos y tan hermosos valses de Strauss... -atajé.
-No seas bucéfalo -dijo Wunch con un gesto de desdén-. Eso lo reservamos para la apoteosis final, cuando el público se muera por un respiro después de dos horas de atonalidad.
-Ya, pero...
-Entonces se levanta el telón y se ven los decorados, todo estilo Bauhaus.
-¿Bauhaus?
-En el sentido de que la forma sigue a la función. De hecho, en la primera canción, Walter Gropius, Mies van der Rohe y Adolf Loos cantan «La forma sigue a la función», igual que Guys and Dolls empieza con Fugue for Tinhorns. Acaba la pieza, ¿y quién entra si no la propia Alma Mahler? Y con un vestido que la mismísima Jennifer Lopez descartaría por exiguo. Acompaña a Alma su marido compositor, Gustav. «Vamos, agonías», dice ella, «andando.» Y el frágil tonadillero contesta: «Solo un strudel más. Necesito mantener alto el nivel de azúcar en la sangre para no sumirme en mi cotidiana obsesión por la mortalidad».
Entretanto -se explayó Wunch-, resulta que Gropius le ha echado el ojo a Alma, cosa que a ella la pone, y canta «Cómo me gustaría tener a Gropius en la grupa». Acabada la primera escena, se apagan las luces y, cuando se encienden al principio de la segunda, ella vive con Gropius y lo engaña con Kokoschka.
-¿Y qué fue de Gustav, el marido? -inquirí.
-¿Y tú qué crees? Regodeándose en su cuelgue por Alma, contempla el Danubio desde un puente, listo para saltar, cuando pasa por allí en bicicleta el mismísimo Alban Berg.
-¡No!
-«Eh, colega, no estarás pensando en tomar la vía del cobarde, ¿verdad?», pregunta. Mahler desahoga sus penas conyugales con él, y Berg le dice que tiene la solución idónea. Le habla de un tío con barba, uno que vive en el número diecinueve de Bergasse y que por unos pocos pfennig la hora..., que por alguna razón el gurú ha reducido a cincuenta minutos, no me preguntes por qué..., le puede reajustar la mollera.
-¿El diecinueve de Bergasse? Un momento. Mahler nunca fue paciente de Freud -protesté.
-Da igual. Lo presento como un tartamudo compulsivo, cosa que despierta la curiosidad de Freud. Un trauma infantil. Una vez Mahler vio ahogarse en nata montada al burgomaestre de la ciudad. Ahora lo revive. En el centro del escenario baja un diván y Freud canta una extraordinaria pieza cómica, «Usted diga la primera gilipollez que le venga a la cabeza». Como es lógico, tratándose de Freud, todo son dobles sentidos y hacemos una pequeña sátira de las convenciones vienesas, mostrando que incluso a un gran compositor de sinfonías como Mahler, inconscientemente, lo único que le pone son los corsés, la cerveza y el ragtime, pese a que se gana las habichuelas explotando lo sublime. Freud desbloquea a Mahler para que pueda componer otra vez y, gracias a ello, Mahler vence su arraigado miedo a la muerte.
-¿Y cómo vence Mahler su miedo a la muerte? -pregunté.
-Muriendo. He llegado a esa conclusión: no hay otra manera.
-Fabian, veo en eso ciertas lagunas. No explicas nada del bloqueo creativo de Mahler. Solo has dicho que estaba abatido por la pérdida de Alma.
-Exacto -confirmó Wunch-. Por eso mismo le pone una demanda a Freud por negligencia profesional.
-Pero si está muerto, ¿cómo puede poner una demanda?
-Yo no he dicho que la historia no necesite pulirse, pero para eso están mis ayudantes Boston y Filadelfia. Bien, como te decía, Alma está liada con Kokoschka y se la pega a Gropius, con el que vivía. ¿Captas la ironía? Ella canta «Coqueteo con Kokoschka», pero los acordes menores de la música insinúan otra cosa. Además escribí una escena brutal en la que Gropius, en un café, acusa a Kokoschka de pintarrajear su edificio de oficinas recién construido. «Eh, Kokoschka», dice, «tú has embadurnado de un icor opaco mi último hito arquitectónico, las nuevas Torres Basura.» A lo que Kokoschka contesta: «Si a esas cajas de embalar las llamas arquitectura, pues sí, he sido yo». Encolerizado, Gropius le arroja su ración de Tafelspitz a Kokoschka, cegándolo por un instante, y exige una satisfacción.
-Un momento -dije-. Esos dos gigantes nunca se batieron en duelo.
-Tampoco se batirán en nuestra pequeña vaca lechera, porque justo en el último momento llega Werfel disfrazado de deshollinador, y Alma se marcha con él, dejando a los dos mozos con el corazón partido. Entonces ellos cantan lo que puede llegar a ser la pieza sarcástica más sofisticada en la historia de Broadway: «Mi preciosa Schnitzel, eres la Wurst». Fin del primer acto.
-No lo capto. ¿Por qué Werfel aparece disfrazado de deshollinador? Y sigo sin entender algo: ¿cómo es posible, si Mahler ha muerto, que Alma y él vuelvan a reunirse más adelante como ocurrió en la vida real?
Yo tenía un sinfín de perspicaces preguntas; más valía plantearlas en ese momento, antes de que un público de pago menos benevolente optase por repartir instrumental de destripamiento.
-Werfel tiene que camuflar su identidad -explicó Wunch- porque Kafka está en la ciudad y quiere que le devuelva la única copia de su nueva obra maestra, un relato que prestó a Werfel y que este, a falta de confetti para un desfile, se vio obligado a triturar. En lo que se refiere a la reconciliación de Alma y Gustav, ella primero engaña a Werfel con Klimt y luego traiciona a Klimt posando desnuda para Schiele.
-Pero...
-No me digas que eso no ocurrió. Todas esas titis en liguero que dibujó Schiele... ¿Por qué no podría ser Alma Mahler una de ellas? Pero da igual, porque, antes de que puedas decir «Francisco José», deja plantados a Schiele y a Klimt, y conforme nos acercamos a la mitad del segundo acto, la encontramos cohabitando nada más y nada menos que con su eminencia Ludwig Wittgenstein. Los dos cantan a dúo «Sobre aquello de lo que no podemos hablar debemos permanecer callados». Pero la cosa no prospera, porque cuando Alma dice «Te quiero» a Wittgenstein, él analiza sintácticamente la oración y rebate una por una la definición de cada palabra. El coro baila durante el nacimiento de la filosofía del lenguaje, y Alma, dolida pero con la libido intacta, entona a pleno pulmón: «Pálpame, Popper». Entra Karl Popper.
-¡Alto ahí! -dije, asaltado por la visión de un público huyendo en tropel por los pasillos como caribús en época de migración-. No me has explicado una cosa: ¿desde cuándo te dedicas a escribir guiones? Creía que te dabas por satisfecho con salir en los créditos como productor.
-Desde el accidente -contestó Wunch, llevándose meticulosamente la cuchara a la boca con las últimas moléculas de profiteroles-. Mi querida esposa y yo estábamos colgando un cuadro cuando ella intentó clavar un clavo en la pared: me dejó grogui con un martillo de punta redonda. Debí de estar fuera del mundo mis buenos diez minutos. Cuando desperté, descubrí que era capaz de escribir exactamente igual de bien que Chéjov o Pinter. Todas estas fantasías que te acabo de contar se me han ocurrido mientras me afeitaba. Oye, ¿ese que acaba de entrar no es Stevie Sondheim? Cuenta hasta cincuenta, y me tendrás de nuevo aquí. Quiero plantearle una idea antes de que vuelva a desaparecer. El pobre debe de estar haciéndose viejo. La última vez que me dio su número de teléfono faltaba un dígito. Ponte cómodo y te contaré con todo detalle la apoteosis de mi obra ante un Courvoisier.
Y dicho esto, se dirigió entre las mesas hacia un hombre que se parecía al autor del musical A Little Night Music . La última imagen que vi cuando me pinché el dedo y firmé la cuenta con sangre del grupo O negativo fue la de Wunch en ademán de sentarse en un reservado, sin invitación previa, ante las protestas cacofónicas del abochornado ocupante. En lo que se refiere a mi apoyo a Fun de Siècle , en el mundo de las tablas existe la antigua superstición de que cualquier obra en la que Franz Kafka esparce arena por el escenario y ejecuta un número de claqué con zapatos de suela blanda entraña demasiado riesgo.
Traducción: Carlos Milla Soler

El nuevo video de Norah Jones


"Thinking About You" es el nuevo video de la hermosa y brillante jazzista Norah Jones.




También pueden visistarla en su página oficial.
Ya que Björk vendrá, por qué no Norah

César Hildebrandt sobre Hugo Chávez


"El socialismo raptado por la vulgaridad y el
crimen se llama estalinismo."
... "A mí me resulta grotesco leer que Chávez es socialista."
C.H.

Vía La Primera:

Retoño de patriarca
César Hildebrant

El presidente brasileño Luis Ignacio Lula da Silva ha dicho que la reelección ad infinítum de Hugo Chávez es algo legal y soberano: un asunto, en suma, de venezolanos.
Sí, claro, es un asunto de venezolanos. Pero venezolanos son también los que no quieren a Hugo Chávez y a éstos se les reduce cada día más el espacio para respirar, organizarse y ejercer el derecho de cualquier oposición.
A mí me resulta grotesco leer que Chávez es socialista. ¿Qué socialismo es ese, untado en petróleo regalón, que crea adictos al subsidio y fans con polos rojos en vez de adeptos? ¿Hasta dónde tiene que llegar el culto a la personalidad para que los sectores progresistas de América Latina digan basta? ¿Qué socialismo del siglo XXI es este que quiere socializarlo todo excepto el poder, cada día más concentrado en la humanidad de Hugo Chávez?
Se puede ganar elecciones convirtiendo la Presidencia en un club de madres y dándole a millones de venezolanos 160 dólares por mes como una dádiva personal –dinero sacado del precio del crudo, hoy próximo a los cien dólares por barril–. Se puede ganar elecciones intimidando a gobernadores desafectos –quedan ya sólo dos– y ordenando el despido de los sindicalistas de PDVSA que firmaron los planillones de firmas para el reciente referéndum (más de tres millones de firmas). Pero eso lo hacían también las satrapías africanas, el señor Trujillo –cuyo mejor retrato no está en “La fiesta del Chivo” sino en “Galíndez” de Manuel Vásquez Montalbán– y, sobre todo, el señor Porfirio Díaz en el México petrificado de comienzos del siglo XX (que contra la reelección permanente, precisamente, México se sumergió en la guerra civil).
Ganar elecciones desde el poder abusivo no es socialismo. Socialismo es construir justicia social dentro de un régimen lo más impersonal que sea posible. Salvador Allende fue socialista. Allende murió como un héroe sin parecerse jamás a sus enemigos, que de eso se trata la lucha política al fin y al cabo. Chávez se yergue sobre la fosa común de adecos y copeianos pero usa los mismos métodos de los Pérez y los Caldera –sólo que con más éxito y muy pocos escrúpulos–.
No todo lo que está en contra de los Estados Unidos tiene que ser maravilloso. Los talibanes, por ejemplo. Los B-52 humanos de Al Qaeda, por citar otro. Los jemeres rojos, para abundar. El coronel Gadafi, para aburrir.
Bush es un terrorista global y Estados Unidos un país secuestrado por una mafia de Las Vegas, con Cheeney a la cabeza y la señorita Rice haciendo maromas en el tubo. Pero eso no quiere decir que los venezolanos deban tolerar el patriarcado vitalicio de un caudillo que se cree Bolívar. Y si las izquierdas se callan en idioma original y varias traducciones es porque, como casi siempre, son movimientos de la negación y no de la afirmación, de la contra y no del pro, del anti puro y duro resignado a carecer de cualquier asomo de utopía. Y como a caballo regalado no se le mira el diente y, además, el animal que ha traído el destino viene con alforjas llenas, pues, entonces, a hacer hurras por Chávez –a ver, entre otras cosas, si caen unos cuantos bolívares de las sobras–.
No hay democracia posible sin una clase media mayoritaria. Chávez, según las propias cifras oficiales, ha empujado al aumento de la pobreza y la extrema pobreza: menos clase media que combatir. Esos dos millones de nuevos pobres, producto del cierre de 7,000 empresas y la fuga de capitales, han sido, de inmediato, clientelizados por el chavismo. Y el chavismo los ha fidelizado, en el sentido marquetero del término, llenándolos de caridad gubernativa.
A mí el señor Bush me produce arcadas. Y su servidumbre latinoamericana es de circo de tres pistas. Pero de allí a tragarme el sapo del Chávez profeta y del Chávez anfictiónico, hay una zancada más larga que los guiones de “Aló presidente”.
Chávez, además, no sabe quién fue Bolívar y profana su memoria declarándose heredero de tamaño personaje. Bolívar fue el hombre que, después de las hazañas de Junín y Ayacucho, se dirigió con estas palabras al Congreso del Perú reunido en pleno el 10 de febrero de 1825: “Legisladores: Hoy es el día del Perú, porque hoy no tiene un dictador… Nada me queda que hacer en esta república… Yo soy un extranjero: he venido a auxiliar como guerrero y no a mandar como político…”
Y Bolívar fue el que casi a gritos dijo, en 1814, ante la asamblea popular de Caracas reunida en la iglesia de San Francisco: “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos. Vosotros me tituláis libertador de la república; yo nunca seré el opresor… Confieso que ansío impacientemente por el momento de renunciar á la autoridad. Entonces espero que me eximiréis de todo, excepto de combatir por vosotros…”
¿Cómo puede un personaje así haberse reencarnado en Hugo Chávez? ¿Qué puede vincular al Bolívar de Montesquieu con el Chávez de Fidel Castro?
El socialismo raptado por la vulgaridad y el crimen se llama estalinismo. Y Chávez marcha raudo hacia la ruta que la estupidez norteamericana demandó a Castro que tomara. Sólo que ahora no hay campo socialista. Y habría que refundarlo todo otra vez.

Canción propia de Movie Maker a Youtube

Disculpen si los aburro con mi canción Pequeño soundtrack para el camino, pero ya la subí a youtube. Pueden chequearla:

César Vallejo por Santiago Amón, TVE

Reportaje

Vallejo in inglish, por Sam Shepard


Por Anne Waldman and Mariela Dreyfus


Más sobre el poeta peruano José Carlos Yrigoyen


Si desean leer textos de "el libro de las señales", del poeta José Carlos Yrigoyen, entren aquí, o aquí: