Fujimori - Vladimiro, la oscuridad que fue




Mientras se actualizan con el Útero, y JAG, démosle una mirada al escenario...


Por Ybrahim Luna

“…porque hasta los objetivos más patológicos pueden ser sentidos subjetivamente
como lo que más necesita el individuo”
(Erich Fromm)

Es lunes, 9 a.m. Subimos al taxi, y le pedimos al chofer, con cierta expectativa, que sintonice una radio informativa, y el chofer nos responde (con cierto fastidio): por qué tanta vaina, tanta bulla, si a las finales, bueno, el chino Fujimori y Vladi hicieron obra; robaron, pero hicieron obra.

El “careo” del siglo, entre el dictador y el asesor, quedará en la memoria como el careo de San Valentín. Una danza patética, y de salón, en donde ambos personajes se midieron, miraron, sonrieron y jugaron el papel de la serenata pactada. Desplegaron, de un lado, una insufrible dialéctica chicha, y del otro, un silencio reptiliano. Previsible después de todo.

Y sin embargo al verlos juntos, custodiados, y juzgados en un proceso correcto, uno, después de todo, no puede dejar de sentir algo de satisfacción y esperanza en el sistema. Después de tanta tormenta, de tanta oscuridad, parece que la justicia podrá ver una mañana histórica en esta latitud sur.

Mientras se hace el día podemos recordar algunos tránsitos de la década pasada.

Muchos crecimos creyendo que algo andaba mal, realmente mal. Empezaban los noventa, y las esperanzas de un gobernante “correcto” empezaban a desvanecerse. Después del cinco de abril el horizonte empezó a nublarse. Algunos se percataron de la verdadera dimensión de los hechos; otros, los que aplaudieron, digámoslo así, se redescubrieron como potenciales seguidores del autoritarismo a cualquier costo.
Surgieron por entonces las primeras denuncias de acciones oscuras tras bambalinas. Y los que ejercíamos la pre-pubertad andábamos en otras cosas. Las cortinas de humo inundaron las redacciones, la privatización empezó su marcha, el trans y el reggae llegaron a las discos, la clase media empezaba a ser digerida por la inestabilidad. Los mejores y más acertados fiscales eran algunas revistas independientes que estremecían con sus carátulas. Recuerdan a CARETAS, Revista Sí, etc.

El debate no parecía trascender: pueden robar, matar, pero hacen obra. Con esa “conjura” la dictadura Fujimori - Vladimiro, como tantas dictaduras latinoamericanas, se hizo popular, muy popular. Los que empezaban a oponerse serían rápidamente etiquetados como simpatizantes “comunistas” anti-pacificación.

La necesidad de vencer el terror hizo que muchos peruanos justificaran todos los métodos de respuesta. Aunque dichos métodos fuesen tan “radicales” como el terror mismo, y aunque esos métodos, en su aplicación, borrasen del mapa a muchos inocentes, ya que eso no importaba tanto, por que la mayoría de ese “saldo lamentable” vivía o provenía de las alturas del Perú profundo.

La clase media, esa que según muchos era la reserva moral, debería desaparecer por representar, básicamente, un obstáculo en las intenciones embrutecedoras y perennizadotas de la dictadura. No sé cómo, pero se logró. La educación universitaria se volvió un pasatiempo para institutos al vuelo. Mientras la gente estuviese más preocupada por sobrevivir, menos reclamaría por las injusticias.

Y alguien diría: pero se venció la inflación.
Digamos, que el momento internacional, la privatización de medio Perú, y la desaparición de los derechos laborales, de hecho sirvieron.

Ya de adolescentes, algunos discutimos los porqué en el colegio, pero las interrogantes a lo mucho eran atendidas por uno o dos amigos, de hecho por hijos de profesores. El Sutep por entonces encabezó una férrea e histórica defensa. Defensa que no se debe olvidar.

Crecimos, y las noticias sobre Vladimiro Montesinos se colaban cada fin de semana en programas televisivos, revistas y diarios no “alineados” con la “causa”. El doc, quien fue impedido de ingresar a cualquier institución castrense por haber sido dado de baja por la más abyecta de las causas: traición, había encontrado a su gemelo, a la carne sobrante de su siamés, al ventrílocuo de sus espejos, al chinochet de su corazón.

De jóvenes (así de extensa fue la cosa), como universitarios, salimos a las calles a protestar por lo que a veinte cuadras ya olía a podrido. Y la prensa, totalmente comprada, hablaba de nosotros como la turba-multa.

Incluso, el grupo Colina, fue motivo de un extraño debate. Para la gente con un poco de dignidad siempre fue un grupo de criminales; pero, para la mayoría, probablemente, héroes nacionales merecedores del anhelado indulto presidencial.

Pero así como en la salsa: todo tiene su final.

Los valdivideos terminaron por resquebrajar una relación que ya estaba en su etapa más complicada. Después de las elecciones fraudulentas, las entidades internacionales quitaron el respaldo al gobierno de Fujimori. Las culpas y recriminaciones venían de ambos lados de la trinchera. La hoguera de vanidades y poderes ya no podría convivir mucho tiempo.

Y aun ahora, cuando subes a un taxi, el chofer siempre repite: total, tanta vaina por este juicio, si nuestro chino y vladi pacificaron el país, detuvieron la inflación, y si desapareció gente, bueno, eran terrucos o serranos.

¿Qué responder a eso?

La serenidad de los que encuentran el sentido en la verdadera justicia social tiene la respuesta.

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Hildebrant y Gorriti, hablan sobre el encuentro Fujimori - Vladimiro

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El mito en una desencantada sociedad moderna



Por Ybrahim Luna

Los actos humanos se rigen por una matriz implícita: la cultura. Y la cultura, a su vez, por la costumbre. Y la costumbre fue moldeada por la necesidad y los dedos largos del mito. El mito creó al mundo, y el mundo creo al mito para explicarse y defenderse, en parte, de sí mismo. Como lo diría el filósofo y novelista Mircea Eliade en su libro Mitos, sueños y misterios (*): “…el mito resulta el fundamento de la vida social y de la cultura”.
Por ello ha de entenderse que somos más nietos del mito que de la razón. Claro, antes que la razón –entendida como la ciencia y filosofía- desplazara al mito del altar de la creencia a la vereda de la interpretación, a la de la lectura simbólica; de hecho, su mejor lugar.
El mito, obviamente, también poseerá su naturaleza sangre como cualquier otro organismo: con formas, etapas, crisis, origen y muerte; muy sui generis, por supuesto. Por ejemplo, su tiempo. Su tiempo no es el cotidiano, ése en el que vamos a la caverna o al trabajo todos los días, es uno primigenio: un “tiempo sagrado”, un trecho antes de la historia, un momento suspendido en la eternidad del no-tiempo, donde todo es posible, antes o en el momento mismo de la Creación. De allí el mito religioso. De allí Adán. De allí Buda.
El mito, como base, respalda creencias en sus hombros; como función, hace las veces de ancla, timón y rompehielo de un sistema religioso navegando en una cultura, arcaica o contemporánea. El mito resuelve preguntas, al menos las que otras instancias no pueden, o cuando las respuestas oficiales no satisfacen al auditorio. El mito “se vuelve ejemplar y repetible, sirve como modelo y justificación de los actos humanos”, entiéndase desde los ritos de iniciación las tribus más felizmente desconectada en el Amazonas o África, hasta las festividades de año nuevo en las más modernas ciudades del mundo. Con el mito “no se conmemora un hecho, se reactualiza un misterio”. El mito también evidencia el complemento de la “oposición”: el bien y el mal, Eros y Tánatos, el Génesis cristiano y El fin de los tiempos Maya. El mito es influyente y contagioso. A falta de referentes cosmogónicos una cultura puede adoptar los de su vecino, invasor o sometido. El mito es un continente dentro una cabeza de fósforo.
El estudio del mito en esta sociedad moderna –agnóstica y desencantada- plantea, al margen de un estudio sociológico, la curación del alma. Sí, la curación del alma, de esa insondable expresión metafísica capaz de crear un Güernica en medio de la desolación, o elaborar hermosas leyendas sobre el delfín rosado. ¿Alguien habló de Ayahuasca o Sampedro? No, necesariamente. La utilidad conceptual y destilada del mito propone retornar al tiempo cero para solucionar nuestros sufrimientos. Ya que el hombre también tendría su tiempo interno y externo, y la disfuncionalidad de ambos crearía el conflicto espiritual. Siendo necesario abolir el tiempo “profano” del hombre para alcanzar el tiempo “primordial”. Digámoslo, como un psicoanálisis retrospectivo freudiano para tratar -por ejemplo- el trauma crucial del paso de las etapas: prenatal – infancia; o su equivalente mítico: paraíso – caída.


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(*) Eliade, Mircea. “MITOS, SUEÑOS Y MISTERIOS, Revelaciones sobre un mundo simbólico y trascendente”.
Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires. 1961

Aguante, Vallejo




Eloy Jáuregui le pone el alto al mitómano de Coyné en su columna del diario La República:

"César Vallejo, el peruano universal de este y el otro siglo, otra vez está preso, ahora por pendejo. André Coyné, francés de 81 años. De profesión: peruanista. De afición: husmeador. Este Coyné responde a la entrevista de El Dominical (22 de junio del 2008), que Vallejo vivió en París con plata de la madre de una Georgette de 15 años y que esa señora era una "cocotte" (dama de vida licenciosa) que en su casa –donde se metió a vivir Vallejo con la niña– había dos jarrones chinos de la dinastía Ming. Aclara Coyné que con la poca plata que recibía Vallejo por crónicas enviadas a Variedades y El Comercio se iba de copas con Alfonso de Silva y que una vez, borracho, se llevó los jarrones chinos y los empeñó con otros borrachines. Todo un pendejo y proxeneta.

Dice más Coyné de Vallejo, que no repito por aseo. Lo ruin de esta entrevista es que el director del diario Correo, a quien no lo nombro también por higiene, celebra en su columna (lunes 23 de junio del 2008) "Historia de Vallejo" lo dicho por Coyné. Y le da duro. Que Vallejo era pobre por flojo. Que lo botaban de trabajos por beodo. "Vallejo vivía de su mujer, de algunas crónicas que mandaba al Perú y de su labor como agente del gobierno comunista ruso", asegura este sujeto, más que reaccionario, aún personaje de la plutocracia y dueño de una energía oligarca, torpe, inepta, incapaz y cavernaria.

Darle importancia a Coyné, un anciano atacado por la aguja de la demencia senil, es magalizar la vida del más grande poeta del Perú. Vallejo, señores... ¡Un lujo, huevas! Coyné es escandaloso hormonal. Ya se reclamaba la legítima viuda del poeta César Moro: "Yo fui su único amante ilustrado, los otros eran soldados o policías". ¿Quién, Coyné? Sí señora, el mismo que acusó a Haya de la Torre de "acompañarlo a bares de muchachitos", como le confesó al periodista Ramón Azabache hace poco en Trujillo.

Para algunos, hablar mal o bien de los muertos es negocio. Cagar a Alfonso Ugarte o a Grau es de los "vivos". ¡Vaya deporte peruano, ni el fútbol! Ser imbéciles no genéticos, un hallazgo. Resumo: los derechistas y los homofóbicos no saben de la decencia ni de la ternura. ¡Sonsos! Vallejo, ‘el pendejo’, no los dejará en paz."

A cien años del nacimiento de Salvador Allende

26 de junio de 1908, nació el hombre...2008:

100 años después, se recuerda su voz

César Hildebrandt, recuerda a Salvador Allende (Audio 01)

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EL DISCURSO FINAL

Último discurso radiofónico desde Radio Magallanes

(transcrito)

9:10 A.M

"Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."

César Hildebrandt, sobre la carta filtrada de Alan Gracía

Tema, en Audio Nº 01
(sobre General Jordán, y carta filtrada de García):


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General Jordán y su digna respuesta a Alan García




Con todo respeto le digo señor presidente, a usted señor no le han dado la información exacta de cómo han sucedido los hechos, he trabajado en todo momento para que no haya un costo social”, señaló desde Arequipa donde ha sido tratado de las heridas que le causaron el frustrado desalojo en Moquegua.
He salvado vidas, no es humillación, no estuve sentado en Lima en un escritorio. Soy un general con 32 años de servicio, ¿qué hubiera pasado si hubieran 30 muertos, dónde estaría el presidente, el ministro, el director general?. Me siento orgulloso de cómo he manejado esta situación, esto es un ejemplo de vida

Recordando a las Geishas de los 90



Por Alan Luna

Una raza extraña, compuesta de anfibios y primates, se consolidó un mañana entre tintas y redacciones. Su alias: geishas. Por ese entonces el Perú ya calzaba con el sensacionalismo macartista. Esos, y esas, agentes del dardo y la franela, se aprendieron una predica de hienas camufladas de gorriones. Y fueron intocables. Se asumieron como jueces de la moral y la verdad. Sus plumas y despachos periodísticos eran más patéticos y mortíferos que un palillo chino envenenado o un paraguas con la punta de polonio 210. Su fuente de abasto cultural siempre fue Palacio de Gobierno o, en todo caso, la comisaría más sangrienta del distrito; sus ideales, generalmente dictados por las empresas más estables, eran tan canjeables como chapitas de gaseosa; sus amores, las peores cicatrices sociales. Esa turba gobernaba la opinión pública. Esas jóvenes mártires, sólo de sumisión, creían que todo se justificaba con tal de beneficiar al bien privatizado, o al jefe de turno. Esas heroínas de la libertad de prensa de los noventa, que estudiaban tres años en un instituto, creían tener la suficiente autoridad para levantar el dedo acusador en contra de las libertades que atentasen contra la “democracia” de sus convenios bajo la mesa . Esas heroínas estaban dominando la pradera de la vergüenza. Esas edecanes de la ignominia se paseaban en juguetes privados por todo el país, sonriéndole a la impunidad, creyéndose el cuento de hadas de las elegidas de un proyecto imperecedero. No, para ellas no habría fecha de caducidad, ni jubilación peruana. Ellas serían las hijas negadas, pero empalagosas, de un mandatario inoxidable. Su código de barras sería actualizable. Ellas también representaban, de algún modo retorcido, una característica muy peruana: el arribismo. Ese oficio que consiste en ser una sombra asalariada. Ellas nos mostraban lo peor de nosotros.
Pero al hundirse el barco se hundieron ellas. Y no hubo un salvavidas ni recicladora que las compusiera. Todas hicieron agua en pleno alta mar; y las que estuvieron hechas de cartón se desmenuzaron rápidamente en las aguas que anticipaban los primeros asomos de democracia.
Un día las geishas desaparecieron. Un día quisieron justificarse. Un día fingieron un mea culpa, y muy pocos les creyeron. Un día desaparecieron, y al siguiente aparecieron. Un día se mostraron al público como si nada. Un día visitaron nuevamente las redacciones y lograron el tan anhelado reciclaje. Pero un día también descubrieron que el estigma de Geisha sería absolutamente imborrable.

Fotos de Baños del Inca de Cajamarca







Fotos: James Urbina
Cortesía: Blog Imágenes de Cajamarca

Cuando el amor se acaba: ¿desamor?



Por Ybrahim Luna

Cuando el amor se vuelve una guerra civil, es mejor abandonar el barco sin rozar la proa. Cuando el matrimonio se convierte en una productora multifuncional de niños para el psicoterapeuta, es necesario exiliarse de la manera más profesional para evitar daños colaterales. Cuando las relaciones no tienen su Waterloo piadoso, o su Sahara ardiente, es mejor sacar los alfileres vudú del corazón y retirarse a la Meca de la libertad. Pero eso sí - y de hecho-, nadie saldrá ileso. Nadie podrá hacerlo.
Entonces, te colgarás un rosario de canciones cursis en el cuello para espantar ilusiones. Porque creerás que, en relación inversa, éstas serán más devastadoras progresivamente. Y –ojo- que se entienda que ésta no es una receta exclusiva de la culinaria femenina. He visto a chefs llorar por una cebolla. Y he visto a King Kong doblegado ante un bolerazo efectivo (casi ilegal) del gran Agustín Lara.
Pero, empezando por el principio (lugar común), el amor no nos cayó del cielo (cuestiones dialécticas), sino, nos subió por las rodillas, entiéndase: el Celo.
En algún “extraño y maravilloso” momento de la evolución se fusionaron dos culebras de una misma cabeza: la agitación hormonal, perpetuadora de la especie, y la costumbre “redescubierta” por algún miembro de la tribu. Y no se sabe en qué momento, y los escáneres sobre la momia no podrán determinarlo, alguien murió de amor por primera vez.
Así que explicarlo sería entrar en un juego de infinitas trampas. No queda de otra que avanzar. Aunque sea en círculos. Avanzar.
Claro que podemos definir las cosas por sus clichés. Y asumir que el desamor (de forma superficial y televisiva, obviamente) se puede comparar con el luto, en su esencia y parafernalia. He visto en los últimos días a algunos zombis de cuello y corbata (disculpen la infidencia) ir a sus oficinas y sonreírle a sus clientes como manda el protocolo, pero con el corazón roto en veinte pedazos en un compartimiento de su maletín James Bond. Digamos, que en ese sentido, todos sí somos iguales bajo el sol. No habrá doctorado, chaleco, ni suero que te acompañe en el trance más espinoso. Y si es cierto que un clavo saca otro clavo, alguien debería repartirlos piadosamente a los que perdieron el martillo. O Woody Allen, inventar otro orgasmatrón para los que se quieran anestesiar felizmente un par de años. O quizá, y sólo es una idea creativa -nada maliciosa-, la criogenización podría ser la alternativa.
Y, bueno, rehusándose este breve tema, con vida propia, a morir mal… podemos resumir la historieta en algunas certezas (bastante huachafas, dicho sea de paso). Para muestra: siempre te recordaré, el tiempo cura las heridas, hay muchos peces en el mar, si tú eres feliz yo soy feliz, ya encontrarás a alguien que te valore, lo nuestro es especial, eres mi alma gemela, te quiero sólo como amigo, a nadie amaré como a ti, no quiero ilusionarme, pero podemos seguir viéndonos, te bajaré las estrellas,…hasta que la muerte nos separe, etc., etc., y un etc. más.

González Viaña, sobre Indiana Jones


Por Eduardo González Viaña (blog Correo de Salem):

"Según su última película, Indiana Jones aprendió a hablar el quechua entre los hombres de Pancho Villa. Eso es extraordinario porque el quechua es el idioma nativo del Perú y, que se sepa, el Tahuantinsuyo nunca se extendió hasta México.


De acuerdo con la ardorosa sabiduría de los responsables de Indiana, las líneas de Nazca se encuentran en Cusco, las pirámides mayas se alzan en los Andes y la música más extendida en el Perú es la ranchera del norte de México. Por fin, el cadáver del conquistador Alonso de Orellana se encuentra en las ruinas de Nazca donde fue momificado quince siglos antes de que naciera.


La película ha causado algún malestar en los países alcanzados por sus imprecisiones. Sin embargo, hay otro filme –un documental- que vemos a diario en la TV y que contiene errores u horrores geográficos, históricos, gramaticales e incluso lógicos aún más rotundos que los de Indiana Jones."

Charly García, el documental

Simplemente un cachito de toda la monumental historia de este maravilloso Quijote contemporáneo.
Adelante: 3, 2, 1...










Charly García, demoliendo hoteles, actualización

Y bueno, Charly es GRANDE de grandes, ...y si deseaba redecorar ese hotelucho, bienvenido... Aguante el manicomio una vez más, Ch.



Demoliendo Hoteles:


El temible comando "Black Water" de G.W.Bush

La información en la parte 03, de los audios del programa radial de César Hildebrandt:

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Cortesía, blog: Aldíaconhildebrantd

Across the Universe, para el amigo y profesor universitario

...porque de algún modo, todos estaremos algún día a través del universo.

Hasta luego, profesor...



Las palabras fluyen como lluvia,

dentro de una taza de papel/..

se deslizan al pasar, se desvanecen

a través del universo.

Charcos de tristeza, olas de felicidad pasan por mi mente,

dominándome y acariciándome.

Jai guru deva a om

Nada va a cambiar mi mundo

Nada va a cambiar mi mundo

Nada va a cambiar mi mundo...Nada va a cambiar mi mundo

Imágenes de luz vacilante que bailan

frente a mí como un millón de ojos/...

me llaman y me llaman a través del universo.

Pensamientos serpenteantes

como un viento inquieto dentro de un buzón

se tambalean ciegamente mientras recorren su camino

a través del universo.

Sonidos de risas, sombras de la tierra

vienen a mi mente, incitándome e invitándome.

Infinito e inmortal amor que brilla a mi alrededor

como un millón de soles

que me llaman y me llaman

a través del universo

(Across the Universe)

Spinetta, redescubriendo la herida de luz

En estos días en los que escribo más que nunca, y más que nunca corrijo, y más que nunca deshecho todo lo que creo, estoy redescubriendo al sideral de Spinetta.
Acá una muestra:

/... ya me estoy volviendo canción, /barro tal vez.../
(Barro tal vez)


Polvos Azules, por Jaime Bedoya

Marco Sifuentes nos recomienda, con gran tino, esta crónica del genial Jaime Bedoya:


"Polvos azules, el mercado de Lima donde todo es posible"

Jaime Bedoya
Lima, Perú

Lima, paraíso de mujeres, purgatorio de solteros, infierno de casados. La tradicional frase limeña caía a pelo en el Jirón Santa allá por el año 1570. En esa calle, a una cuadra de la Plaza de Armas y con vista al río Rímac, quedaba la curtiembre de don Gaspar de los Reyes. Este buen hombre había descubierto una secreta forma de teñir la piel de cabra en azul. Por dicho portento tecnológico, tal como consta en sesión del Cabildo de Lima de 1573, se le confirió la exclusividad del teñido añil por tres años. Es en esos tres años es que se activa la malicia apócrifa. Dícese que su mujer, de buen andar y mejor grupa, tenía por costumbre discurrir entre los cueros en horas que la elegancia tildaría de inapropiada. Los empleados de don Gaspar, expertos en amansar el más tenso cuero, difícilmente habrían podido resistirse a demostrar su profesionalismo ante un requerimiento de la esposa del jefe. Lo que explica que a ella se le viera abandonar la curtiembre con notorias huellas azules cubriéndole las más privadas regiones anatómicas. Gaspar de los Reyes ganó mucho dinero en esos tres años. Su mujer, experiencia. Y el jirón Santa un nuevo nombre: Polvos Azules.
El pérfido nombre persistió a lo largo de siglos, hasta llegadas las postrimerías del XXI, los ochentas. Entonces, lo que había sido calenturienta curtiembre, malecón fluvial e irrepetible arquitectura colonial, habíase transformado en plana y concreta Playa de Estacionamiento Polvos azules. El Rímac seguía ahí, aunque más sucio y más seco. En cambio, el caudal humano signado por el desempleo masivo había crecido hasta la inundación. Las calles del centro de Lima sufrían cada día una oleada cíclica de apropiación ilícita. Temprano en las mañanas, marcando con una tiza un cuadrado primarioso, gente que se ganaba la vida en la calle establecía imaginariamente lo que vendría a fungir, para todo efecto, de puesto de trabajo real. Eran los llamados vendedores ambulantes que, paradójicamente, trabajaban inmóviles. Vendían desde cortauñas chinos a perros bastardos con las orejas untadas de Terokal para ocultar su falta de linaje. En 1981 el alcalde Orrego dictó el Decreto de Alcaldía 110. En él, dentro del plan de recuperación del Centro de Lima, se derivaba a todo vendedor ambulante a pasar de las calles a la Playa de Estacionamiento Polvos Azules. La Municipalidad de Lima censó entonces a 3.200 vendedores ambulantes. Entre ellos estaba José Álamo Camones, de 16 años, vendiendo medias panty, cassettes y calzado para damas y caballeros de buen gusto y menesteroso presupuesto.
Aquel centro comercial de descarte y sin raigambr fue un éxito. Una clientela popular encontraba ahí a su alcance lo que en otras tiendas era solo un lejano vitrinazo. De las tres bes, contaba con las últimas: bonito y barato. A veces solo con la última... Además, Polvos se empezó a convertir en un lugar donde por obra de una organizada casualidad, la víctima de un robo podía encontrar, aún tibio, el producto hurtado apenas horas antes. Como en cualquier civilizado país del tercer mundo, el agraviado volvía a comprar su propiedad casi con agradecimiento. Pero la dicha, si no es breve, es sospechosa. En 1983 la UNESCO declaró a Lima Patrimonio Histórico de la Humanidad. La buena noticia era mala para José Álamo y 3.199 ambulantes más. Ni un solo vendedor podía seguir en el centro histórico, ni siquiera en un estacionamiento. Cotejando copiosa caja fuerte bajo el colchón, la primera reacción de los pudientes comerciantes ajenos al pago de impuestos fue "compremos Polvos". "No está en venta", respondió la Municipalidad. "Techemos el río Rímac", fue otra propuesta. "Ni hablar", dijo el Municipio, con la guardia de asalto por delante. Desesperadamente, los ambulantes se organizaron en búsqueda de un lugar donde mudarse, motivados además por un sospechoso incendio en el Campo Ferial. En 1997, tras 16 años de ocupación ilegal, casi 1.500 vendedores ambulantes que quedaban se mudaron a lo que consideraban la mejor opción. Una Antigua fábrica textil que ahora era un abandonado edificio de Sider Perú, a la vera de la Vía Expresa, a pocas cuadras del hotel Sheraton y del Museo de Arte de Lima. Pagaron entre todos US$ 5 millones por 16.000 m2 propios. La compra luego saldría torcida y hasta la fecha arrastran litigios penales y civiles por malas jugadas de los vendedores. Pero fue un triunfo dejar el centro de Lima con un festivo pasacalle, llevándose consigo sus mercancías y el ganado nombre. Polvos azules se mudaba al distrito de La Victoria, el distrito con más swing de Lima.
(La Crónica completa, vía Terra.com)

"Volando alto", por César Hildebrandt




Por César Hildebrandt:

Como estamos saliendo de la pobreza con la bota de siete suelas que Nicolás de Bari Hermoza Ríos le prestó al almirante Giampietri, y como vamos al galope hacia el primer mundo, y dado que las olimpiadas del 2020 no se nos escapan, entonces la oficial Agencia Andina de Noticias nos anunció el día de ayer que los peruanos ya pueden visitar el espacio por el módico precio de 580 mil soles por asiento (unos doscientos mil dólares).
La primicia fue dada originalmente en un programa noticioso de Canal 7, la televisión estatal, de modo que a este columnista no le cabe duda de que el doctor Alan García ha intervenido directamente en el asunto de su difusión. Así de ecuménico y optimista anda el grande y querido líder de esta Corea neocon que es el Perú.
De hecho, la directora de la agencia de viajes que vende esos cosmoboletos, la señorita Rosario Flórez, dijo que este tipo de turismo estaba sólo reservado para la gente rica del primer mundo pero que ahora servicio tan exquisito puede aterrizar en el Perú “porque somos vistos con muy buenos ojos por la comunidad internacional gracias a nuestro crecimiento sostenido”.
Gracias al liderazgo precisamente estelar del doctor García y al rumbo de ese copiloto de la NASA que se hace llamar Luis Carranza, decolamos de la pista de algún cono y nos dirigimos en rumbo turbo al limbo donde todos comen con corbata y nacen herederos y mueren asistidos. O sea, el primer mundo. Es cierto que en el camino tenemos que solucionar algunos problemas menores –detalles, se diría– pero el rumbo fijado es el correcto y eso está probado porque lo dice Bush, que tanto ha hecho por la economía de su país (me refiero a Irak), y lo dice PPK, que tanto ha hecho por la economía de su país (es decir, Estados Unidos), y lo confirma la UPC, la IPC, la RPP y hasta la Unifé.
¿Quiénes están en contra de esta navegación? ¿Acaso que más del 65% de peruanos desapruebe al gobierno significa algo? ¿Qué pasaría si hiciéramos de la democracia un régimen en el que las mayorías prevalecieran?
A la primera pregunta es muy fácil responder: están en contra de la capitanía colombina del doctor García sólo los desadaptados y los deprimidos, los locutores de Radio San Borja de las 9 de la mañana y los aguafiestas que no tienen ni el TV a colores.
¿Que el 65% de peruanos se opone? ¿Pero no es cierto que esa misma mayoría de peruanos rechazó a Bolívar hace dos siglos y a Billinghurst hace casi uno? Y entonces vamos a la tercera interrogante: si las mayorías prevalecieran, ¿acaso no habría ganado Haya de la Torre las elecciones de 1962, las que, en efecto, ganó y que por eso mismo tuvieron que ser abolidas y repetidas bajo control un año más tarde? Si la democracia fuese el gobierno de las mayorías, Ollanta Humala sería ahora presidente de la República. Y esa tragedia cívico-patriótica, ¿adónde nos habría conducido? ¡Al golpe de Estado de la Confiep y la inversión chilena! Es decir, si hubiésemos respetado la democracia como sistema de mayorías, ya no tendríamos democracia. Como no hicimos eso, podemos conservar la democracia que jamás podremos tolerar a plenitud. Si la democracia fuese el engendro populista que el centro-izquierda imagina, ¿la televisión podría estar en manos de Baruch Ivcher, la radio en las zarpas del fascista Zavala, la gran prensa en poder de quienes compraron Canal 4 con un préstamo avalado por Alan García? ¿Es que no lo entienden, papanatas?
Pero volviendo a lo nuestro, que es un tema tan dominical. Si usted es uno de esos millones de peruanos que aparecen con cara de orgasmo en el programa de la Chichi y tiene un sencillo de doscientos mil dólares que le sobren, no se compre un Audi con vibradores ni un vibrador con GPS. Cómprese un boleto donde Rosario Flórez, que tiene la franquicia de “Virgin Galactic”. Al final de los breves trámites, que incluyen un examen médico, se sentará en uno de los seis asientos del transbordador civil “White Knight 2”, cuyas ventanas panorámicas le permitirán una vista astronáutica del planeta Tierra. El vuelo durará dos horas pero la experiencia será para toda la vida. Y desde el espacio extremo quizás vea a la poderosa “Enterprise” del doctor García batiendo marcas de velocidad. El señor Spock está a su lado. Las Olimpiadas 2020 son nuestras.