Confesión de parte

A estas alturas, todos sabemos que Alejandro Toledo será el próximo presidente del Perú, y que el fujimorismo, esa patología social, será una fuerza importante -determinante- en el Congreso. Lo que significará que la próxima legislatura estará llena de tranzas y goyerías en pro de “la gobernabilidad”.

Por lo que resulta en vano discutir los temas que la prensa rebota como agenda fundamental para “conocer a tu candidato”. Como si no los conociéramos ya. De qué sirve hablar del indulto, del aborto, de la despenalización de las drogas, de la pena de muerte, cuando solo sirve para echar bajo el tapete los verdaderos temas que sí significarían un cambio en el rumbo de este país. Hablo de la política económica, de cómo superar la exclusión social, de los accesos a los servicios básicos de salud, vivienda y educación (a través de sueldos dignos en el sector público), de la posición del Estado frente al medioambiente y a las mineras, de cómo devolverle la dignidad al pensionista y a los campesinos que ven sus violadas sus tierras por grandes trasnacionales, etc.

Que si el candidato se afeita la axila o si es gringo o si estudió en Harvard o si es gay o si se mete coca, me interesa un pepino. La mayoría representa la misma visión de la economía, ya sea Keiko, Toledo, PPK o Castañeda. Digamos que a los empresarios y a la derecha de este país le da lo mismo: “que salga cualquiera”, han de decir desde su comodidad. Salvo, claro, que sea un candidato con demasiado roche en el tema de los derechos humanos, ahí se ve feo, no tan liberal de primero mundo como quisieran; por lo demás, todo bien. Recuerden que la derecha de este país nunca deslindó del todo con Fujimori. Y creo que no le haría ascos a convivir nuevamente con un Fujimori por otros cinco años. o más.

Ollanta Humala representa un experimento tan fallido que ni siquiera él –estoy seguro- sabe a quién representa.

Tengo fe en Rodríguez Cuadros, aunque sé que este país no es para candidatos intelectuales. Por eso digo que tengo fe,… fe de que saque más del 4% en estas elecciones. Es la mejor opción, hasta ahora.

Serán unas elecciones aburridísimas porque ya sabemos el final. Solo nos queda entretenernos con esta mentira del día a día, que predica que tenemos la oportunidad de elegir a quien consideremos la mejor para representarnos, cuando todos sabemos quiénes eligen en realidad por nosotros.

¿Se puede combatir el fujimorismo sin entregarle el gobierno a los de siempre? Por supuesto, pero no lo haremos, porque somos peruanos. Esa es nuestra virtud y nuestra condena.

Por otro lado, el gobierno de Toledo, como el de cualquier liberal –o convertido: García-, será idéntico al de su predecesor, la posta no representará ninguna crisis ni amenaza. Serán cinco años de manejo automático de la economía, aderezado con un sinfín de escandaletes de medio pelo, con un generoso regalo de popularidad al final del mandato. Todos felices y listos para el regreso. Nada cambia.

Y genial por los sectores a los que siempre les va bien. Pero hay otros Perú alrededor de esa campanita de cristal.

Un país que crece pero que no progresa ni desarrolla, es como un tumor maquillado de cifras y oropeles.

Pero en fin, a nadie le importa. Y sigamos hablando de despenalizar la droga, y del aborto, y del matrimonio gay, (eso es cool) en un país donde hay gente que muere de hambre,  y donde los poderes arrasan las tierras de los que tienen voz.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

ta chevereeeeee sauuuuuuuuuu

Anónimo dijo...

Falta un sector más, los llamados "emprendedores", es una realidad, que si bien no cambia la realidad de poseedores y desposeidos, son evidentemente una nueva clase social, o sector económico, que no se puede omitir, y que sin embargo no es logro de gobierno alguno... Como dices: en política da lo mismo...