ARJONA, cliché de lo supervalorado
Por Alan Luna

¿Puede existir un artista más cursi y demagogo que Arjona? Lo dudo. ¿Puede alguien ser más valorado innecesariamente? Claro, Arjona. Veamos. Qué hace Arjona dentro de la música latina; pues incrementar la estigmatización de lo huachafo sin remedio. Arjona sabe jugar al filósofo. Claro filósofo para una corte de tuertos, que creen que la paradoja y los clichés literarios son meritorios de la trascendencia. Arjona abusa, casi hasta lo delictivo, de la paradoja sentimental utilizando el mismo método desde hace 20 años. Sus canciones son bandas sonoras para telenovelas rosadazas. El cree ser un trovador, y quizá lo fue con "Jesús es vervo y no sustantivo", pero luego se convirtió en un "ejecutivo" más del cliché latino. Osea que los músicos latinos sólo deben ser torpes y cursis, apolíticos, creer que se vive en un paraíso florido, establecer sus parámetros de acuerdo a lo que dicta la disquera y el manager, a lo que te dicta la radio más romántica del barrio. Arjona, no lo podemos negar, tiene lo suyo, pero la excesiva difusión resulta casi ofensiva teniendo en cuenta que hay tantos buenos músicos que esperan una oportunidad. Incluso músicos románticos, que no son necesariamente mis preferidos, pero que respeto, y que merecen una oportunidad en este monopolio de los mismos cantantes de toda la vida, y de aves pasajeras de la industria más plástica.

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