Sobre el Paro y sobre lo que Puno quiere, por Christian Reynoso

El escritor Christian Reynoso, nos alcanza amablemente un artículo en donde aborda la problemática del reclamo social en la región Puno



Los puneños no saben lo que quieren

Por Christian Reynoso

El paro llevado a cabo en la región Puno, los días 8 y 9 de julio, pese a haber sido inicialmente convocado como soporte al paro nacional agrario de la FDCP, más que en apoyo al paro nacional de la CGTP; terminó siendo un espacio donde diversas organizaciones de la sociedad civil puneña expresaron su rechazo a la política del gobierno nacional, a la vez de hacer conocer demandas regionales.

Sin embargo, de los anteriores paros convocados en Puno, el 24 de abril, y el 14 y 15 de mayo, a este último, no se ha logrado una respuesta efectiva de parte del gobierno central respecto a las demandas. Ante ello, algunos de los dirigentes han manifestado ingenuamente que de ser así “seguirán organizando medidas de lucha”, sin advertir que la causa del problema no es sólo la desatención del gobierno, sino la incapacidad de su dirigencia para demandar temas específicos con propuestas y alternativas de solución concretas.

El liderazgo que el Frente de Organizaciones Populares de Puno (FOP) y el Comité de Lucha de la zona Sur, obtuvieron con los anteriores paros se ha perdido notablemente en este último, no obstante que éste haya tenido una contundente participación de distintas organizaciones. Si bien, todas ellas han tenido como causa común, el rechazo al gobierno nacional por el alza del costo de vida; sus demandas regionales se han perdido en el trasfondo de una aleatoria, abundante y dispersa plataforma que no ha logrado recrear una fuerza unitaria de lucha.

En ese sentido, la falencia de una plataforma articulada de demandas en la región Puno, ha hecho que los tres últimos paros realizados no hayan llamado la atención del gobierno nacional. El problema es de dirigencia y de diálogo. Es vox populi que, al interior de las organizaciones, los líderes tengan distintas visiones de desarrollo, ora por el impulso de demandas particulares que no calzan entre todos, y ora por el aprovechamiento político del que pueden echar mano en estos espacios.

Haciendo un balance de las plataformas de lucha en este último paro, el FOP planteó 18 puntos en su agenda, mientras que la FDCP de Puno, 14. A ello se han sumado, otras demandas provenientes de la CGTP Puno, SUTEP, o el Consejo Regional de Decanos de los Colegios Profesionales de Puno, entre otros.

De entre todas las demandas sólo son cinco las que coinciden, aún con criterios diferentes: a) Cambio de la política neoliberal que viene implementando el APRA. b) La defensa y declaratoria de emergencia del agro puneño. c) Defensa de recursos naturales de la región y fiscalización a las empresas mineras. d) Respeto y rechazo a la erradicación de la hoja de coca, y e) Respeto y defensa a los territorios de la región Puno.

El resto de demandas se configuran en un staff de viejos problemas irresueltos en la región y que sólo responden a la dinámica de quererles encontrar solución inmediata a través de las movilizaciones. Por lo demás, otras demandas lidian lo particular e involucran en su solución más bien a las instancias locales que a las nacionales. Y aún, otro bloque de demandas que no encuentran sustento en el deseo de la población en su conjunto.

Si bien es legítimo el cúmulo de demandas, sean éstas diferentes o coincidentes, el hecho de no estar articuladas ni consensuadas como discurso sólido reivindicativo hacen que pierdan su caudal de protesta y efectividad de resolución. A ello se suma la ausencia de propuestas propositivas como corolario de solución a las demandas planteadas. Es decir, se demanda pero no se propone solución.

Esta situación refleja también la falta de liderazgo de la gestión regional y municipal que deviene en la ausencia de políticas de desarrollo interno. En ese sentido, ni el presidente regional de Puno ni ningún alcalde provincial en toda la región, ha podido capitalizar estas demandas. Uno, más ocupado en temas personalistas políticos y otros, ocupados en cuidar sus gestiones locales ante las siempre latentes amenazas de revocatoria o vacancia.

En suma, parecería que no existe una agenda Puno que oriente y haga viable las gestiones de las principales autoridades. La desarticulación entre las políticas nacionales y regionales, también se replica entre estas últimas y las provinciales. Por ello, las demandas de los paros no llegan a hacer eco más allá del apasionamiento de la movilización. No hay un bloque regional político articulado que presente demandas y propuestas específicas como frente de lucha para exigir al gobierno nacional, diálogo y solución a la problemática regional.

En este escenario, seguramente en Puno tendremos nuevos paros que más que alcanzar resultados positivos para la región, terminarán desgastando el aparato de movilización. ¿Acaso estas demandas desarticuladas no están reflejando esa “sociedad escindida” de la que nos habla J.L. Rénique en la batalla por Puno?

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1 comentarios:

Anónimo dijo...
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