CIUDAD bajo el agua
Con la lluvia, el aburrimiento se hace contemplación, y contemplación hace un giro gradual para regresar al aburrimiento. Llueve incluso debajo de las suelas y debajo de la lengua. Llueve al mediodía y en la madrugada. Pero, llueve generalmente cuando vas a salir, aburrido de tanto aburrimiento, cuando tienes una reunión más o menos importante, cuando necesitas que no llueva – por favor- porque necesitas caminar por toda la ciudad averiguando direcciones. Llueve sobre un pedazo del país y se exprime para completar el ciclo hidrográfico. Pero de alguna manera la lluvia es una identidad. Acá llueve cuando en otras ciudades empieza el verano. Es como contradecir, como rebelarse al sistema: expresar la diferencia en centímetros cúbicos.
Acá es igual, así de simple. Mientras en otros lugares las vacaciones coinciden con el sol, acá lo hacen con el agua. Y claro, acá no hay playa, al menos no hasta el 2012. Acá solo hay playas de estacionamiento, y algunos ríos urbanos debido al mal drenaje de las calles centrales. La lluvia se lleva la basura, bien, pero luego la atasca en los sumideros y pequeñas y naturales piletas de agua sucia se levantan en la esquina. Y sin embargo la mayoría concuerda que la lluvia es la más propicia para abrigar el sueño profundo. Quizá sea por ese sonido arrullador, o porque un vaho cálido con olor a tierra mojada sube hasta la nariz. Sea como fuere…ha empezado a llover otra vez, y no puedo secar mi ropa hace tres días.
(Cajamarca, 12 de enero)
Acá es igual, así de simple. Mientras en otros lugares las vacaciones coinciden con el sol, acá lo hacen con el agua. Y claro, acá no hay playa, al menos no hasta el 2012. Acá solo hay playas de estacionamiento, y algunos ríos urbanos debido al mal drenaje de las calles centrales. La lluvia se lleva la basura, bien, pero luego la atasca en los sumideros y pequeñas y naturales piletas de agua sucia se levantan en la esquina. Y sin embargo la mayoría concuerda que la lluvia es la más propicia para abrigar el sueño profundo. Quizá sea por ese sonido arrullador, o porque un vaho cálido con olor a tierra mojada sube hasta la nariz. Sea como fuere…ha empezado a llover otra vez, y no puedo secar mi ropa hace tres días.
(Cajamarca, 12 de enero)
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