Por Alan Luna
“Sin querer queriendo”, es el más reciente libro de Roberto Gómez Bolaños, que no es lo mismo que decir el Chavo del Ocho. La diferencia se establecerá teniendo paciencia. Es que no le tienen paciencia. Este es un libro que se podría catalogar como de memorias. De buenas memorias para ser precisos; y es que Gómez Bolaños nos ha querido abrir su recuerdo del modo más familiar posible. Con una etiqueta invisible de apto para toda la familia, tal como lo fueron siempre sus programas televisivos. Este resumen de vida está igualmente aderezado con cierto humor político, y sobretodo con genealogías familiares con la minuciosidad con que las haría un padre orgulloso de toda su prole, y como ahora las hace el abuelo escritor identificando a sus nietos como “los doce mejores nietos del mundo”. Gómez Bolaño tuvo una vida agitada pero placentera, llena de trabajo y amigos. Padeció necesidades pero le sobraron las recompensas. El libro nos da una vuelta por sus primeras esquinas, desde su nacimiento hasta sus actuales setenta y siete años, que no son poco, dicho sea de paso. Si alguien pensaba encontrarse con destapes sensacionalistas tendrá que aguantarse un tanto. Ya que el escritor se limita a reseñar estrictamente lo que pasó con la prolijidad de un historiador pedagógico. Ni la disputa con Carlos Villagrán, Quico, ni la supuesta desavenencia con Antonieta de las Nievas, La Chilindrina, ocupan más de un párrafo de serena aclaración. Este libro es un recorrido muy personal, en donde los amigos y los agradecimientos ocupan la dimensión de un personaje principal al lado de “Chespirito”. Aquí se detalla igualmente el camino al éxito, la construcción de los personajes que lo hicieron popular en todo el mundo, y la especial facilidad y fascinación del autor por escribir todo lo que pudiera. Escribir guiones para televisión, para cine, para teatro, sketch, comedias, canciones, novelas, singles, publicidad, etc. y etc.
Este libro deberá ser acogido con la ternura con la que acogimos a su propio autor durante tantos años, más que con un criterio de vigilia literaria. Sería difícil no involucrarnos sentimentalmente con esta historia que nos generará al final cierto aire de esperanza y nostalgia por igual. Por lo tanto será innecesario criticarlo, como innecesario es criticar a un abuelo alegre que nos cuenta sus extensas y generosas historias de vida. Gracias Chespirito, como siempre.
“Sin querer queriendo”, es el más reciente libro de Roberto Gómez Bolaños, que no es lo mismo que decir el Chavo del Ocho. La diferencia se establecerá teniendo paciencia. Es que no le tienen paciencia. Este es un libro que se podría catalogar como de memorias. De buenas memorias para ser precisos; y es que Gómez Bolaños nos ha querido abrir su recuerdo del modo más familiar posible. Con una etiqueta invisible de apto para toda la familia, tal como lo fueron siempre sus programas televisivos. Este resumen de vida está igualmente aderezado con cierto humor político, y sobretodo con genealogías familiares con la minuciosidad con que las haría un padre orgulloso de toda su prole, y como ahora las hace el abuelo escritor identificando a sus nietos como “los doce mejores nietos del mundo”. Gómez Bolaño tuvo una vida agitada pero placentera, llena de trabajo y amigos. Padeció necesidades pero le sobraron las recompensas. El libro nos da una vuelta por sus primeras esquinas, desde su nacimiento hasta sus actuales setenta y siete años, que no son poco, dicho sea de paso. Si alguien pensaba encontrarse con destapes sensacionalistas tendrá que aguantarse un tanto. Ya que el escritor se limita a reseñar estrictamente lo que pasó con la prolijidad de un historiador pedagógico. Ni la disputa con Carlos Villagrán, Quico, ni la supuesta desavenencia con Antonieta de las Nievas, La Chilindrina, ocupan más de un párrafo de serena aclaración. Este libro es un recorrido muy personal, en donde los amigos y los agradecimientos ocupan la dimensión de un personaje principal al lado de “Chespirito”. Aquí se detalla igualmente el camino al éxito, la construcción de los personajes que lo hicieron popular en todo el mundo, y la especial facilidad y fascinación del autor por escribir todo lo que pudiera. Escribir guiones para televisión, para cine, para teatro, sketch, comedias, canciones, novelas, singles, publicidad, etc. y etc.
Este libro deberá ser acogido con la ternura con la que acogimos a su propio autor durante tantos años, más que con un criterio de vigilia literaria. Sería difícil no involucrarnos sentimentalmente con esta historia que nos generará al final cierto aire de esperanza y nostalgia por igual. Por lo tanto será innecesario criticarlo, como innecesario es criticar a un abuelo alegre que nos cuenta sus extensas y generosas historias de vida. Gracias Chespirito, como siempre.
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