Yoko Ono: 'No quiero librarme de la sombra de John Lennon'
tomado de ELMUNDO.ES

CARLOS FRESNEDA
NUEVA YORK.- Yoko Ono cumple los 74 dentro de dos semanas y, a modo de regalo anticipado de cumpleaños, nos llega este disco que ella misma ha decidido titular 'Yes, I’m a witch' ('Sí, soy una bruja'), sin ánimo de ofender, entre el desquite y la ironía.
Hablamos con ella por teléfono: línea directa con el edificio Dakota, donde sigue viviendo y trabajando bajo la reconfortante sombra de John Lennon, que emergerá una y otra vez en la conversación. Su voz suena cálida y cándida, nunca intimidatoria, como si se esforzara en romper el mito oscuro que aún pesa sobre ella o se quitara de una vez esas gafas negras que le han servido de escudo protector.

Pregunta.– ¿Cuál es la idea más equivocada que la gente tiene sobre Yoko Ono?
Respuesta.– Se han dicho tantas cosas de mí, y tan falsas, que no me he tomado siquiera la molestia de rebatirlas una por una. Pero hay algo que me fastidia especialmente, y es que la gente crea que no soy capaz de cantar, que digan que no canto, que en todo caso grito, o doy alaridos... Mi manera de cantar tiene mucho que ver con mi educación musical en Japón. Allí se canta de otra manera, como en el flamenco se canta también de un modo especial, usando otros registros de voz que suenan como a un quejido... Digamos que uso mi voz como si fuera un instrumento musical, y entiendo que haya gente a la que le guste y a la que no le guste. Pero, por favor, que no me digan que no sé cantar. Y, sobre todo, que no me niegue nadie ese derecho.

P.– ¿Es el título de este álbum algo así como una venganza por todas las ofensas que ha recibido desde que se cruzó en el camino de John Lennon?
R.– Cuando compuse el tema titulado 'Yes, I’m a witch' para mi álbum 'A story', a primeros de los 70, me sentía realmente frustrada por todas las cosas que decían de mí. El título y la letra tenían algo de desafío, y reflejan de alguna manera la rabia que sentía en aquel momento. Ahora he decidido rescatar el tema y utilizar el título como una impostura, con sentido del humor, como diciendo: "Vale, sigo siendo una bruja, ¿qué hay de malo en ello?". Espero que la gente sepa entenderlo así.
P.– John Lennon se refirió una vez a usted como "la artista más famosa con la obra más desconocida". ¿Cree que este disco puede por fin paliar esa situación? ¿Podrá zafarse finalmente de la sombra de John?
R.– Yo no quiero librarme de la sombra de John. Para mí, la idea de estar bajo su protección no es peyorativa. Siempre lo he sentido como un árbol que proyecta sobre mí su sombra y me da fuerzas. Así era cuando vivía, y continúa siéndolo después de su muerte. Siento su presencia de alguna manera y quiero que siga siendo así. Me gusta esta sensación. Es perfectamente compatible con la idea de seguir mi propio camino.

P.– ¿Qué pensaría John Lennon si escuchara 'Yes, I’m a witch'?
R.– Estoy segura de que le encantaría. Él siempre quiso hacer lo posible por que se conociera mi arte y mi música. A primeros de los años 80, se implicó mucho en el proyecto de 'Every man has a woman', con versiones de mis temas cantadas por Elvis Costello, Roberta Flack y Harry Nilsson, entre otros. John era un explorador infatigable y tenía siempre el deseo de romper moldes. Creo de veras que le gustaría el sonido de este disco por lo que tiene de innovador y de experimental.

P.– ¿Surgió de usted la idea de reunir a nombres tan dispares como DJ Spooky, Le Tigre, Flaming Lips, Cat Power o Apples in Stereo, entre otros?
R.– No, fueron ellos los que vinieron a mí. Yo ya conocía a algunos; lo que no podía imaginar es que les gustara mi música y que quisieran reinterpretarla a su manera. Todos ellos escucharon mi repertorio y cada uno eligió una canción. Tuvieron libertad para 'apropiarse' de mi voz o de cualquier otro elemento instrumental, y para producir los temas como quisieran ellos.

P.– ¿Qué música escucha Yoko Ono en su casa?

R.– Oigo de todo, desde música clásica a música independiente. Tengo una tremenda predilección por la música 'indie', por la gente que se sale de los caminos trillados. Corren malos tiempos para la industria de la música, pero son unos tiempos espléndidos para los músicos en general. Vivimos en un momento explosivo desde el punto de vista creativo. Internet ha sido un instrumento liberador para la música y para todas las artes en general: es lo más parecido a la aldea global de la que tanto hablábamos en los años 60.

P.– Usted tuvo que esperar hasta los 70 años para llegar al número uno de la sacrosanta revista 'Billboard' (en la categoría de música de baile) por la remezcla de 'Walking on thin ice'. Sus detractores no le perdonan el éxito y piensan que le ha llegado el momento de jubilarse...
R.– En su momento, tuve que soportar muchas críticas, no ya por el hecho de estar con John, sino simplemente por ser mujer. Los tiempos no han cambiado mucho: ahora se meten conmigo por ser "vieja". Las primeras muestras de discriminación por la edad las sufrí cuando iba camino de los 30, así que no es nada nuevo. De todas las artes, la música es quizá la más cruel: parece que no tengas derecho a cantar a partir de cierta edad. Yo me he rebelado siempre contra eso, y más ahora. Pensé que, a los 70, comenzaba quizás el declive, pero me equivoqué. Casi diría que la vida empieza de verdad a los 70. Para mí, todo ha ido rodando a partir de esa edad. Siento un gran impulso de seguir creando. Hago lo que de verdad me gusta, y eso, creo, me mantiene de verdad joven de espíritu.

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