Te dolió el dolor, pero más el amor… Y los tuviste a ambos en una sola persona. Te casaste de nuevo para salvar el color de tu alma. Y aunque tu espina dorsal no quiso salvarse, te las ingeniabas para no morir tanto, al menos de a poquitos, junto a la mano de Diego en esos hospitales extranjeros. Ya sabías lo de la poesía, lo de la seria ternura y lo del lienzo final. Todo lo sabías…
Vida (documental):
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