Por Alan Luna
La humanidad se extingue. Y no hay nada que hacer. No nos digan que es una exageración de ambientalistas o sociólogos. La maquinaria no da para más; simplemente está dejando de girar sus enormes engranajes. Como lo diría Fernando Silva Santisteban, y lo reseñara el polígrafo Marco Aurelio Denegri, la desaparición de la raza humana (o del planeta) pasará absolutamente desapercibida para el universo.
Los humanos nos hemos tomado demasiada importancia, creyéndonos el grado superior de “la creación” (para los creyentes), relegando a un segundo plano todo lo que nos sepa o suene a naturaleza, por lo tanto, todo lo que fue nuestro hábitat original. Somos la única especie que destruye voluntariamente el medio donde vive, y que, aun sabiendo el destino que le espera, no hace nada para remediarlo. En dos siglos hemos logrado llevar al clima a uno de sus puntos más críticos. Estamos en la era del asfixiamiento progresivo. Hemos alterado el calor mundial, y apresurado –o generado- el deshielo de los polos, cambiado la temperatura y densidad de las corrientes marinas, anulado miles de ecosistemas, exterminado miles de especies, contaminado el aire, no sólo con monóxido de carbono, sino también, con innumerables ondas electromagnéticas, etc., y etc.
La discusión se ha centrado últimamente, en los pasillos de la ciencia, en comprender si la raza humana es realmente razonable. Si la calidad de ser “intelectual” podrá mantenerse más allá del nuevo siglo. Los optimistas ven un futuro parecido al de “La Odisea 2001” de Kubrick, por decirlo de algún modo. Ven un fututo lleno de extraños artefactos caseros que nos harán la vida más sencilla, con viajes interplanetarios, con módulos de bio-crianza, con sistemas ciudadanos y judiciales infalibles, con promedios de vida impresionantes, con curas para todos los males, con un desarrollo tal que será casi una ofensa haber vivido en el pasado. Los otros, los pesimistas, (u optimistas bien informados) ven con más claridad el panorama. No quieren ser alarmistas, pero saben que los cambios más dramáticos han de ser registrados por nuestros propios ojos, y no necesariamente por los de nuestros nietos. Saben que el ritmo de desgaste de la tierra se ha acelerado en forma incalculable. Saben que a este paso las ballenas azules y los gorilas de montaña pasaran a formar parte de la fauna plástica de los museos. Saben que por el deshielo de los polos desaparecerán las costas y sus habitantes bajo miles de toneladas de agua salada. Saben que los virus se harán más resistentes, y que los recursos naturales no podrán abastecer a la población mundial que crece en formas desmedida. Saben que los tratados para proteger al medio ambiente no servirán de mucho porque no son, ni serán, firmados por las grandes potencias, corporaciones y trasnacionales.
La humanidad se extingue. Y no hay nada que hacer. No nos digan que es una exageración de ambientalistas o sociólogos. La maquinaria no da para más; simplemente está dejando de girar sus enormes engranajes. Como lo diría Fernando Silva Santisteban, y lo reseñara el polígrafo Marco Aurelio Denegri, la desaparición de la raza humana (o del planeta) pasará absolutamente desapercibida para el universo.
Los humanos nos hemos tomado demasiada importancia, creyéndonos el grado superior de “la creación” (para los creyentes), relegando a un segundo plano todo lo que nos sepa o suene a naturaleza, por lo tanto, todo lo que fue nuestro hábitat original. Somos la única especie que destruye voluntariamente el medio donde vive, y que, aun sabiendo el destino que le espera, no hace nada para remediarlo. En dos siglos hemos logrado llevar al clima a uno de sus puntos más críticos. Estamos en la era del asfixiamiento progresivo. Hemos alterado el calor mundial, y apresurado –o generado- el deshielo de los polos, cambiado la temperatura y densidad de las corrientes marinas, anulado miles de ecosistemas, exterminado miles de especies, contaminado el aire, no sólo con monóxido de carbono, sino también, con innumerables ondas electromagnéticas, etc., y etc.
La discusión se ha centrado últimamente, en los pasillos de la ciencia, en comprender si la raza humana es realmente razonable. Si la calidad de ser “intelectual” podrá mantenerse más allá del nuevo siglo. Los optimistas ven un futuro parecido al de “La Odisea 2001” de Kubrick, por decirlo de algún modo. Ven un fututo lleno de extraños artefactos caseros que nos harán la vida más sencilla, con viajes interplanetarios, con módulos de bio-crianza, con sistemas ciudadanos y judiciales infalibles, con promedios de vida impresionantes, con curas para todos los males, con un desarrollo tal que será casi una ofensa haber vivido en el pasado. Los otros, los pesimistas, (u optimistas bien informados) ven con más claridad el panorama. No quieren ser alarmistas, pero saben que los cambios más dramáticos han de ser registrados por nuestros propios ojos, y no necesariamente por los de nuestros nietos. Saben que el ritmo de desgaste de la tierra se ha acelerado en forma incalculable. Saben que a este paso las ballenas azules y los gorilas de montaña pasaran a formar parte de la fauna plástica de los museos. Saben que por el deshielo de los polos desaparecerán las costas y sus habitantes bajo miles de toneladas de agua salada. Saben que los virus se harán más resistentes, y que los recursos naturales no podrán abastecer a la población mundial que crece en formas desmedida. Saben que los tratados para proteger al medio ambiente no servirán de mucho porque no son, ni serán, firmados por las grandes potencias, corporaciones y trasnacionales.
La raza humana está en decadencia. Sus sistemas hacen agua por todos lados. Su nicho social está colapsando, su núcleo principal, la familia, ya no constituye una base sólida para el desarrollo personal. Los chips lo dominan todo, incluso las armas que un día puedan destruirnos. El mercado ultra salvaje lo interpreta y devora todo.
Y, sin embargo, cualquier punto de vista que comulgue con la idea del asfixiamiento lento, y de la degeneración de la especie, será tildado de extremista, comunista, o de escándalo ambientalista y cultural, boicoteador “caviar” del progreso industrial y humano.
Sea como fuere, al final dependerá de cada uno saber que pudo hacer para salvar un pedazo de este hogar en donde vivió.
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4 comentarios:
Primera vez que veo un periodista peruano que mencione el NUEVO ORDEN MUNDIAl, pero Hildebrandt esta algo equivocado no menciona el fondo del asunto, dice que los Estados Unidos es el principal impulsor, y eso no es cierto porque en ese asunto esta metido el VATICANO, aunque no lo crean, ademas de las sociedades secretas como: Los Skull and Bones (Bush Padre, Hijo y el abuelo pertenecen a esta sociedad, Kerry), ademas del Club Bildeberg, de la CFR, la Trilateral, la Masoneria (Giampetri es mason, al igual que el congresista que murio Perry, Varios presidentes eran masones como: Odria, San Martin, Leguia), estan los Illuminatis. La mayoria de presidentes americanos eran masones: Truman que arrojo la bomba atomica, T. Roosevelt, Ford. Todas estas sociedades secretas mas el vaticano satanico buscan el Nuevo Orden Mundial, que sera el ultimo a travez de esto que esta pasando en los EEUU con la crisis economica que aunque hayan aprobado ese plan la economia se ira al demonio, los ciudadanos protestaran, habra caos generalizado, el presidente satanico Bush declarara la ley marcial, y alli si auque no lo crean se cumplen las profecias porque se cumplira el libro de las revelaciones ...
les recomiendo ver los videos de youtube relacionados con el nuevo orden, es algo increíble, visto desde otra perspectiva, no se lo pierdan!
http://www.youtube.com/user/katecon2006
Porque la realidad supera a la ficción, unidos contra el nuevo orden mundial reptiliano
Espichemos con Suela firme a esos hijos de puta!!!! ya no son las armas de asedio las que utilizaremos en esta guerra, somos más, somos mejores, somos muy pero muy inteligentes, VIVA EL GEN LATINOAMERICANO, VIVA LA RELOVUCION!!!!
no al nuevo orden mundial.........si eso sucede armemos fuerzas en contra a esto...estan en riesgo nuestras familias amigos y nosotoros mismo......no al nuevo orden mundial................
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