Opinión respecto a la masacre de Bagua

Nadie le avisó a Yehude Simon que era un fantasma, mientras daba una conferencia junto a ese otro zombi político que es “Meche” Cabanillas. Nadie les avisó que eso del “complot externo” no era una explicación, sino una salida tan fallida que solo cosecharía más indignación. Nadie les aviso que eran transparentes y caricaturescos.

La masacre de nativos y policías fue el resultado de una triste jugada política que tiene como principales culpables a quienes jugaron a la mecedora, esperando un flanco de cansancio para “limpiar” la zona conflicto a cualquier precio. ¿Qué presiones se recibieron para considerar esta salida como la única? ¿Quiénes fueron los que presionaron, o fue esta decisión una interpretación para complacer a intereses más grandes? ¿En realidad nunca se pensaba derogar nada? ¿Quién dio la orden directa de “despejar” la carretera? ¿Quiénes son los principales actores de la “jugada”?

El Congreso hizo lo que mejor sabe hacer: conspirar. Favor por favor, demora por demora, mecida por mecida. Y luego, pontificar. Hacer llamados a la paz, cuando ellos, con su ineptitud y corrupción, han violentado lo poco de paz que había en la zona. ¿Qué responsabilidad legal puede alcanzar a los congresistas? El Congreso está lleno de corbatas sin vida.

Son días de lutos por los hermanos nativos y por los hermanos policías. Ambos enfrentados por los cancilleres del poder político y económico. Esos, los que siempre ven desde la tribuna y se lavan y lavan las manos. Esos que puyan a sus “autoridades-peones” para que metan palo porque no vaya ser que (los de abajo) se crean esa caviarada de que tienen derechos, qué lisura.

Luego, los unos: olvidan, los de allá: se cansan, los de acá: se indignan y los otros: sonríen y brindan en cócteles.

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