Hildebrandt pone los puntos sobre las íes:
"Escoger al fantasiosamente infame Tsura Tukuro ya es un mensaje en sí: un patronímico procaz y japonés infiltrado temerariamente en la primera de “El Comercio”. Parece una ocurrencia perversa de algún Raffo, de alguna Keiko, de algún Saravá. Y hasta de alguna Cuculiza igualmente sonora.
A Paco Miró Quesada se la tienen jurada algunos lobistas próximos a la década del Doc y Fujimori: desde los amigos de Alan que ganan licitaciones chequera en mano hasta las sobras periodísticas que tuvo que botar por asuntos de salud pública. Eso en el interior del periódico.
En el exterior, la derecha más egoísta (o “agoísta”) lo mira mal porque, para sorpresa de muchos, Paco no se ha sumado al coro del Opus Dei, a los villancicos de
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