Bagua y Mario Vargas Llosa



Hace unos días, y debemos reconocer que no lo leímos entonces -quizá por previsible-, el reconocido escritor peruano, Mario Vargas Llosa, se pronunció al fin sobre Bagua, en un artículo titulado "Victoria Pírrica".

* Nuestro pequeño y amateur análisis de algunas partes del discurso, como ya dijimos, previsible e inclinado ¿hacia qué lado creen?:
-“Es falso de toda falsedad, para cualquiera que eche una simple ojeada a los decretos en cuestión, que en ellos se pretendiera desconocer el derecho de propiedad de los nativos a sus tierras ancestrales. Al revés: su propósito, explícito e implícito, era demarcar estas circunscripciones a fin de que su legalización fuera efectiva y no, como hasta ahora, una mera abstracción contradicha a diario por las invasiones múltiples de que esas tierras son víctimas por parte de los narcotraficantes, la deforestación salvaje que va convirtiendo sus selvas en desierto, la minería ilegal y la enloquecida contaminación de ríos y lagos que está aniquilando la fauna y la flora amazónicas.”

Pero si esto fuera cierto, ¿por qué el Gobierno dio marcha atrás presionado por la opinión pública y mundial? ¿Por qué reconoció el Gobierno que había cometido errores, y no solo los de la operación de la Curva del Diablo? ¿Por qué la derogación de los decretos se respiró como la actitud más sana y natural de una verdadera democracia?

-“Y el Gobierno se hubiera ahorrado una derrota política que los enemigos de la democracia —una minoría de resentidos y nostálgicos de Stalin, Mao Tse Tung y Sendero Luminoso— van a interpretar ahora como un incentivo para nuevas acciones violentas que acaben con el dinámico ritmo de crecimiento que tiene el país, lo arruinen y de este modo lo acerquen más a la órbita chavista de la revolución bolivariana y al “modelo” cubano.”

Debemos deducir de este párrafo que en el Perú no hay descontento. Que todo aquel que cuestione un sistema que lo excluya termina siendo un complotista. Y que es cierto y tangible el “dinámico ritmo de crecimiento”; pero, ¿no era que la selva era seducida por las huestes chavistas aprovechando la miseria y el abandono del Estado peruano?

-“…en muchos lugares de la sierra norteña, el progreso en estos últimos años ha sido espectacular, ha reducido los niveles de pobreza, generado altísimas tasas de empleo y, gracias al canon minero, dotado a las provincias de unas rentas que jamás tuvieron en el pasado. A esto acaban de renunciar de manera suicida las comunidades amazónicas que siguieron las consignas retrógradas de Alberto Pizango.”

Eso del “progreso espectacular” y “las altísimas tasas de empleo” es la connotación obvia de un liberal que vive en el extranjero y se degusta el Perú a través de la CNN. Si el progreso y el empleo son tan espectaculares, por qué los conflictos sociales han aumentado en forma tan alarmante en los últimos años? Y ni qué hablar de la crisis internacional de un modelo en la cuerda floja.

Sobre si las comunidades amazónicas renunciaron en forma suicida al progreso, habría que preguntarse qué pasó con Pluspetrol y los Achuar y esos ríos multicolores que mecían peces muertos.

-“La responsabilidad de quienes, de manera tan insensata como demagógica, han utilizado a las comunidades indígenas movilizándolas en una guerra abierta contra unas medidas de las que hubieran sido las primeras beneficiarias, inculcándoles las estúpidas mentiras según las cuales aquellos decretos formaban parte del tratado de libre comercio firmado entre el Perú y Estados Unidos y querían privarlos de sus tierras (que nunca han tenido de verdad) es enorme.”

Es la misma monserga de siempre. Todos son carneros jalados a una sola mano al matadero. Nadie piensa por sí mismo, nadie se indigna, nadie deduce, nadie cuestiona, nadie actúa con libre albedrío. ¿Pensará –en el fondo, y al igual que García- que los nativos de Bagua son ciudadanos de segunda categoría?

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1 comentarios:

Marcelo dijo...

Ahhhh Vargas Llosa. Cuando leo sus artículos parece que estuviera leyendo fragmentos de sus novelas. El tío vive mareado con tanta veneración a su persona que me resulta imposible verlo realizando una verdadera crítica.