Primero round
Marco (Sifuentes) ya lo venía masticando, masticando:
"Lo que Massé ignora o pretende ignorar es que, como cualquier lego sabe, aunque el canon sea gravado a las empresas que comercializan los satanizados dispositivos digitales, la carga del cobro extra se repartirá también entre nosotros, los consumidores. La empresa nunca pierde, pues.
Por si no fuera suficiente, Massé también ha celebrado una sentencia de un jurado en Minneapolis, Estados Unidos, que sanciona con una multa de dos millones de dólares a una ciudadana norteamericana que compartió 24 canciones en Internet. “Me pregunto si puede existir en mi país un juez valiente y conocedor de la materia así como un funcionario del Indecopi que asuma su rol para enviar claras señales a los cientos de infractores y delincuentes que lucran con la propiedad privada de miles de autores, compositores, intérpretes, músicos y productores fonográficos de nuestro país”, canta Massé".
Segundo Round
Y llegó, la respuesta del que ya lo masticaba mucho antes. Habló Massé:
"Pero si un delincuente copia cada disco y lo vende en El Hueco a S/.2, pocos van a comprar el disco original. Igualmente, si una empresa transnacional crea celulares con grandes capacidades de memoria para grabar música con gran calidad y además promociona descargas e intercambios P2P, también se va a generar un tremendo desplazamiento de la compra de producciones discográficas privadas, lo cual produce un daño irreparable a sus titulares. El Quid del Asunto es el mismo: quien explota y lucra con lo ajeno sin reconocer a su titular está robando, así que no insultemos la inteligencia de la gente, ni de los jueces, señor periodista, pues a leguas se nota que en Derecho y propiedad intelectual usted está más perdido que Marco. Si la Nueva Ola es robarle al autor, no estoy de acuerdo con ello; si el alicaído y bluff del Creative Commons lo deslumbra, le recomiendo leer a Ficsor, Antequera, Antonio Delgado, Delia Lipszyc, todos expertos OMPI, antes de sugerirme lecturas desactualizadas y contrarias a los derechos humanos. ¿Sabe usted de lo que le estoy hablando?"
Tiempo fuera
Y Polietileno acotó (qué buen post, hermano):
"Ahí tenemos un problema: ¿Hasta qué punto los derechos de APDAYC como organización puede atropellar los derechos de las persona de a pié, de los músicos que están afiliados y de aquellos como yo que hemos decidido usar otro modelo de negocio? Todo radica en el poder: Mientras que en otros lugares como en España y EE.UU. tratan de socavar los cambios tecnológicos con medidas reaccionarias como el “Canon digital” para seguir teniendo los mismo de siempre: El poder. Si, si, todo es una cuestión de que aquellas empresas que están perdiendo millones sigan teniendo su tajada del mercado, muchas veces por encima de los mismos músicos a quién deberían proteger: No importa si en el proceso se abusa de mi derecho de escuchar radio a todo volumen, el derecho de un grupo a dar un concierto, o el derecho de un tercero a crear un compilado de canciones para su uso personal."
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