Distrito de Jesús - Cajamarca, de lo tradicional a lo innovador

Aparecido en la revista cajamarquina Nuestra Gente

Por Alan Luna


Verde y húmedo el paisaje por la ventanilla de la cúster. Liso y tortuoso, por momentos el camino. A dos soles el pasaje. Sale a las 9:30 a.m. Un letrero sin tildes: “A JESUS” En el camino llenamos el carro. Cambian la radio y la llenan de cumbias. El sol por la ventana y el camino cada vez más ancho.


Fuimos en busca de un producto: la cochinilla y encontramos mucho más. Lo primero fue enterarse de que “no era temporada” de cochinilla, como no lo era tampoco de talla, el otro producto a buscar. Y a cambio, encontramos la expresión cotidiana de otras tradicionales microempresas: canasteros, zoo-criaderos de truchas y granjas de cuyes.


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Eliseo Dilas trabaja en una bodega, no atendiendo, sino confeccionando, a un costado, motivos de mimbre. Sentado en el suelo, sobre una tela, selecciona las ramitas secas para reunirlas en un manojo regular. Esas ramitas pueden ser de mimbre, sauce o laurel. En todos los casos, se recogen las ramitas aún verdes para que obtengan, al secar, su característico color amarillo. Luego se entrelazan para confeccionar canastas, paneras, hueveras, bolsas y adornos. Eliseo se dedica a este oficio desde hace cinco años y lo aprendió observando a sus tíos. También explica que “la canastería” se da por temporadas, no siempre, un par de veces al año –calcula-, que es una salida al desempleo, y que durante el resto del tiempo se dedica a la agricultura como verdadera forma de sustento.


David Rodríguez es el encargado de la crianza de truchas en el restaurante y centro turístico “El Puquio”. Su trabajo consiste en monitorear la eclosión, crecimiento y alimentación de los peces. Lo encontramos con sus botas y su red de trabajo. David nos cuenta que los huevos de trucha son traídos en forma de ovas semi-congeladas desde EE.UU. Luego se “cultivan” en una sala de incubación especial hasta que emerjan los alevines (o alevinos) –así se les llama a las truchas bebés-.


Los alevines pasan a unas pozas, las que aprovechan caídas de agua natural. Mientras crecen son cambiados a otros espacios en donde se los alimenta con truchina, un producto industrial de concentrados. Los truchas ya jóvenes tienen un color verdoso en el lomo y la piel moteada, y ya con más de cinco meses están listas para el consumo.


Algunos platos sugeridos en “El Puquio”: Trucha en salsa de champiñones, Trucha a la parrilla, Trucha frita, Chicharrón de trucha, Ceviche de trucha. Platos de 12 a 16 soles


Matilde Mercado es hermana de uno de los más prestigiosos productores de cuyes a nivel nacional. Ella también tiene su producción personal, familiar. Y nos abre las puertas de su casa, amablemente. De entrada nos recibe un muro de alfalfa y los chillidos agudos de los huidizos cuyes California y Tipo 1 que corren en ocho en sus cubículos desinfectados. La señora Matilde alimenta a sus cuyes con alfalfa, cebada, aveno y cogorno. Matilde se especializa en la venta de cuyes para reproducción. De 30 a 35 soles la pareja. Explica que sus cuyes son de raza, que tienen seis o siete dedos en cada pata, el pelaje en buen estado y los ojos negros. Señales de buena genética. Por lo de la alfalfa no se preocupa, tiene sus terrenos en donde la siembra. La inversión se hace básicamente en medicinas. Se entiende, entonces, porque el distrito de Jesús tiene varios campeones a nivel nacional en el rubro.


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Sea época de lluvia o seca, en Jesús siempre habrá una “temporada de”. Y ese es el resorte de su economía local, la ventaja sobre su entorno. Un distrito que crece en una cuenca aún verde.


Siempre hay un carro disponible para regresar a Cajamarca. El pasaje a dos soles. Y la carretera ha mejorado con el tiempo, aunque falten tramos decisivos. Un viento fresco entra por la ventana.

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