Entrevistamos a Jorge Díaz Herrera: "El centenario de Ciro Alegría pasó desapercibido"

(Publicado en el diario La Industria de Trujillo)
Por Ybrahim Luna

A cien años del natalicio de Ciro Alegría, el escritor Jorge Díaz Herrera habla sobre su relación con el hombre que marcó un hito en la visión indígena de la narrativa latinoamericana con obras como Los perros hambrientos, La serpiente de oro y El mundo es ancho y ajeno. Esta charla se realizó durante el VI Encuentro de Narradores Peruanos, realizado en Cajamarca.


Basados en el clima social y político… ¿En el 2009, alguien podría volver a escribir El mundo es ancho y ajeno?
Creo que las obras ya no se repiten. Pero hay un dicho: “cuando los pueblos olvidan su pasado vuelven a repetir sus errores”. Digamos que por ahora en el Perú ya no se suceden los tradicionales golpes de Estado y aparentemente ya no se persigue a nadie por sus ideas. En cambio, Ciro Alegría fue perseguido, fue apresado, se cuenta que incluso fue fusilado con balas de fogueo para amedrentarlo. Ciro Alegría pasó más de veinte años en el exilio entre Chile, México, EE.UU., Cuba, y las grandes obras que escribió las escribió en el extranjero, allí ganó concursos. Creo que el mundo si ha cambiado en ciertas cosas porque es inevitable, pero han permanecido ciertas lacras como el que algunos medios de comunicación sirvan para difundir el disparate. La cosa valiosa, la cultura en general no tiene espacio. El rating es una cosa mercantilista que domina a los medios de comunicación. Por ejemplo, los periódicos tendrían que haber sacado un suplemento sobre Ciro, ¿quién lo ha hecho?

¿Esa voracidad por lo mediático también está presente en los escritores?
Hay de todo. Hay escritores que hacen de lo mediático su tema porque eso les da un poco de cabida. El show siempre atrae más que el recital. Conozco poco a los escritores jóvenes, pero sí sé de algunos que están en la onda que me gusta. Yo hace tiempo que abandoné la preocupación por la fábula, por el suceso exterior. Yo creo que la fábula latinoamericana ya está contada hasta de más en todos sus extremos. Desde García Márquez hasta Vargas Llosa. Ahora lo que se tiene que contar es la reflexión latinoamericana…

Habla de realismo sobre ficción?

No. Yo hablo de la reflexión, o sea el mundo interior de Latinoamérica. Considerar que la acción no solamente son los hechos exteriores, sino también los cambios de situaciones interiores. Por ejemplo, acabo de leer una novela del francés Clézio en la que no suceden sino tres o cuatro cosas en una historia muy extensa, pero la maravilla está en cómo la cuenta, cargada de poesía, de mensajes humanísimos, no necesita llenarse de hechos anecdóticos, pintorescos.

¿Cuánto lo ha influenciado Ciro Alegría?

Yo no escribo con el estilo de Ciro. Sin embargo he reflexionado mucho con sus novelas y con su amistad. He sido amigo de Ciro. Era muy jovencito, pero sus palabras me han quedado para siempre. Era un hombre muy generoso. Ahora a los escritores se les suben los humos muy rápido. Siempre he contado esa anécdota en que Ciro, viéndome sufrir con los artículos periodísticos, me dio un consejo maravilloso: “el día en que tú sepas cuando escribes para ganarte la vida y cuando escribes para ganarte la gloria serás un buen periodista y un buen escritor sin sufrir tanto”.

¿El mundo sigue siendo ancho y ajeno?

Yo acompañé a Ciro Alegría cuando fundaron la universidad de Ica. Yo era miembro de la Federación de Estudiantes del Perú, y el discursó inaugural lo iba a dar Ciro Alegría. Ya empezaba la ceremonia y Ciro no aparecía. Ciro estaba un poco distraído conociendo algunas calles iqueñas. Luego los alumnos lo trajeron. Ciro subió al podio y dirigiéndose a los jóvenes dio un discurso que me lo sé de memoria. Un discurso muy locuaz y lacónico: “Jóvenes, el mundo seguirá siendo ancho, pero con ustedes ya no seguirá siendo ajeno”. Y ese fue todo el discurso.

Siempre se ha hecho una dualidad en el debate sobre la narrativa contemporánea, y ha sido Arguedas – Vargas Llosa. ¿Dónde quedó Ciro?
Simplemente han sociologizado mucho la literatura los críticos peruanos. Entonces más que obras de ficción, obras de arte, quieren ver documentos históricos, sociológicos. Y eso me parece que no debe ser. Últimamente se juzga en los concursos más que por el estilo por los temas. He sido jurado varios años y he tenido muchos debates por ello. La literatura conduce a diversos caminos, pero es simplemente arte.

Usted ha dicho durante su conferencia sobre Ciro que uno escritor debe ser responsable por sus personajes. ¿Alguno se le ha escapado de las manos?

Puede ser. Pero yo soy muy riguroso con mis personajes. A mí me guía un afán con ellos, y es el ser justo, el no maltratarlos, el excusarlos, el darles el destino que ellos se ganan. Dostoievski decía que a veces se sentía acorralado, en las noches de insomnio, por sus personajes que le pedían que les cambie el destino. Y él decía: “Yo, su creador, no puedo hacerlo”. A veces lamentamos crear personajes tan desventurados, pero ya no se puede hacer nada una vez creados.

¿Quedó superado el desencuentro “criollos” – “andinos”?

Es una discusión tan absurda en un mundo globalizado, integrado y mestizo como el nuestro. Porque aun en la costa el Perú es andino. El mar es andino. Es tan desfasado el tema que me parece banal. Es como cuando los místicos se reunían a discutir cuantos ángeles podían entrar en una cabeza de alfiler.

¿Y cómo entonces el papel de la crítica literaria?

No existe. Hay muchos reportajes pero muy pocas críticas. Ahora, Ricardo González Vigil es un buen crítico, es un buen estudioso, pero no se da abasto para todo. Tampoco le dan el espacio que le daban antes.

Dice que ahora ya no escribe para cambiar el mundo sino para calmar sus nervios…

El mundo para mí se ha vuelto tan convulso, tan turbulento, que me siento en calma cuando me enredo con mis personajes, cuando converso con ellos.

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