Acorde con nuestro post anterior, ahora sí los dejamos con una nota de interés nacional y de indiscutible relevancia para el devenir político de la nación: La Tigresa del Oriente versus Beto Ortiz.
Los que vimos en vivo y en directo el primer y único round del encuentro nos quedamos con la sensación de "suave, ahí". Como que hicimos causa común para que la sangre no llegue al río, o mejor dicho, para que la cachetada no haga sanguinolento efecto, o como para que le presión (¿hipertensión?) arterial de La Tigresa no le juegue una (final) mala pasada.
Tranquilos todos. Ya pasó. Pero para los que quieren recordar...a partir del minuto 2:06.
Los que vimos en vivo y en directo el primer y único round del encuentro nos quedamos con la sensación de "suave, ahí". Como que hicimos causa común para que la sangre no llegue al río, o mejor dicho, para que la cachetada no haga sanguinolento efecto, o como para que le presión (¿hipertensión?) arterial de La Tigresa no le juegue una (final) mala pasada.
Tranquilos todos. Ya pasó. Pero para los que quieren recordar...a partir del minuto 2:06.
Hoy Beto recuerda tan decoroso encuentro en su columna de PERÚ 21:
"Aunque ¡juax! bien podría haber sido también el atronador sonido del soberano cachetadón que doña Tigresa intentó encajarme la noche del viernes –en vivo y a nivel nacional– con esas sus célebres zarpas acaso extraídas de la más afiebrada fantasía sadomasoquista, con esos sus pérfidos mitones de cierto pelo, coquetamente adornados con aplicaciones de garritas punzocortantes que bien podrían haberme vaciado, por lo menos, uno de mis ojitos color caramelo o desfigurado para siempre –¡en la cara, no!– mi chaposita y lozana herramienta de trabajo sino fuera porque, en medio de uno de los más violentos ataques (de risa) de que he sido víctima alguna vez en televisión, atiné a esquivar a la muerte, deteniendo en el aire sus letales guantes de Freddy Kruger, sus uñas acrílicas de cantante criolla, sus aterradoras tenazas de Alien, el octavo pasajero. ¿Y qué hubiera pasado si lograba incrustármelas en la yugular? ¿Puede imaginarse muerte más gloriosamente televisiva que la de ser degollado en vivo por la mismísima Reina del YouTube? Guau. ¿No me convertiría así en el más twitteado, en el más searcheado, en suma, en el más webeado? Oh, Margot. ¿No daría acaso, mi tasajeado cadáver, la vuelta al mundo?"
Article written by AUTHOR_NAME
WRITE_ABOUT_YOURSELF
Follow YOUR_NAME on Twitter
0 comentarios:
Publicar un comentario